miércoles, 23 de septiembre de 2020

LA NUEVA UTILIDAD DE LA ESCALA SALMONERA DEL AZUD DE PALOMBERA


La escala salmonera de Palombera se construyó para que los salmones pudiesen remontar los 21,60 m. de altura del azud, mediante una escala de artesas de 4,5x5x0,90 m. de altura. En el año de construcción, 1955, fue la más grande de España. 

Sin embargo, esta solida escala nunca sirvió para lo que estaba concebida; se construyó en el lado equivocado, pues los salmones al remontar iban a parar al canal, siendo arrastrados sin poder llegar al embalse. En consecuencia, esta notable infraestructura ha estado en desuso durante estos últimos 60 años. 

Escala salmonera de Palombera en la década de los 50 

Actualmente, con la construcción del ascensor que les salvará de la altura del azud para desovar en las partes altas del rio, se necesita un sistema de bajada para continuar su proceso migratorio a través de los mares.  Las crías de salmón suelen estar un par de años en el rio antes de iniciar el descenso. Ese sistema de bajada se realizará por la escala. Nos explicamos.

El canal de derivación que conduce el agua a la central de Herrerías, a su salida forma una especie de Y. En una rama, la del canal, mediante una gran rejilla  impedirá que los salmones entren al mismo, mientras que, en la segunda rama, que desemboca en la escala, se ha previsto de un par de ventanas verticales, a diferentes alturas, reguladas mediante motores, para en función del caudal del canal, abrir una o la otra, conociendo que los salmones juveniles nadan en los primeros 50 centímetros en una lámina de agua.


La Y . De frente el canal. A la izquierda el ramal de bajada

Este sistema va a permitir dar un uso a la escala aunque sea el contrarío para la que fue diseñada; en vez de facilitar la subida de salmones, lo hará en su bajada. Podríamos llamarla desescala salmonera.

      Ramal de Y correspondiente a la bajada de los salmones por la escala, con sus ventanas

Escala limpia para acoger los salmones de bajada


martes, 15 de septiembre de 2020

LAS ESCULTURAS DE ISIDORO SÁNCHEZ: la memoria etnográfica de un valle.

La obra de Isidoro consta de unas cuantas docenas de composiciones escultóricas que tienen que ver con las actividades rurales desarrolladas en tiempos pasados, en la parte baja del valle del Nansa. Estas actividades, casi siempre económicas, definen el estado tecnológico de nuestro medio rural hasta la segunda mitad del pasado siglo.

Precisamente esa es la importancia de la obra de Isidoro. Contemplándola  permite conocer cómo eran los medios de transporte, los oficios rurales, las herramientas, las actividades campesinas - masculinas y las femeninas-, incluso las vestimentas y la alimentación. ¿ Alguien ha visto en algún museo las dos narrias de arrastre, utilizadas en los invernales con fuertes pendientes, para abonar sus brañas o para trasladar el heno, llamadas corzos y jarrillas?   Nosotros no.


        Narria de arrastre llamada corzo, para trasladar el estiércol en los invernales

La publicación las hemos estructurado en ocho capítulos, más una introducción. El primer capítulo la dedicamos a la Organización del espacio rural, es decir cómo se organizaba en forma de mosaico el espacio rural a partir del núcleo residencial, hasta el monte, como lugar más alejado.

Los siguientes capítulos los dedicamos a la Cocina, con sus enseres y actividades, el Complejo pastoril que hace referencia al aprovechamiento estacional de los prados de siega, con sus útiles y medios de transporte.


                                                          Escenas de la matanza del cerdo

El siguiente hace referencia al Complejo agrícola o, lo que es lo mismo, las actividades desarrolladas en las huertas del primor y sobre todo en las mieses cerealistas, en torno al cultivo del maíz. El Complejo recolector hace referencia al aprovechamiento directo de los recursos naturales del monte; maderas para la construcción, para fabricar aperos y medios de transporte, para  fabricar albarcas o unas simples cebillas y, por último, las leñas para cocinar o  para calentarse.

El siguiente capítulo se desarrolla las Actividades tradicionales o los oficios rurales, con especial mención al abarquero, al serrón , al arrastrador de troncos y a la matanza. El anteúltimo hace referencia a los Instrumentos musicales, juegos y danzas, de gran tradición en el valle del Nansa.


 Procesión del "ramu" en Cades

El ultimo le hemos denominado Escenas campesinas; una especie de cajón de sastre, en la que presentamos un buen números de tallas de actividades campesinas cotidianas: desde desgranar maíz, conducir el ganado, afilar una podadera, hilar la lana o bajar la leche a lomos de burro.

En total hemos publicado 58 composiciones de Isidoro y las hemos completado con esplendidos dibujos de Alberto Díaz Gómez y de escolares del valle del Nansa.



        Dibujo de los útiles del aprovechamiento de la hierba, realizado por escolares del valle del Nansa

La publicación se ha repartido de forma gratuita entre los que apoyaron el homenaje a nuestro vecino.

domingo, 13 de septiembre de 2020

SE POSPONE EL HOMENAJE A ISIDORO SÁNCHEZ

Cuando el pasado mes de febrero nos propusimos hacer un homenaje durante este año a nuestro vecino de Cades, Isidoro Sánchez, nadie intuía la pesadilla en la que nos encontramos; atravesando una pandemia que no nos está dando tregua alguna y, además, nos está generando muchas dificultades a la hora de reanudar actividades a las que estábamos acostumbrados.

Las razones que explicaban el homenaje las dábamos en una primera circular. Este importante legado de Isidoro creemos sirve, para entender las formas de vida de los más mayores que todavía nos acompañan y de todos  los antepasados, a los que les debemos hoy lo que somos. En definitiva, son la memoria de las actividades campesinas desarrolladas en la parte baja del valle del Nansa.

La nueva normalidad decretada desde el pasado 21 de junio, después de un largo periodo de confinamiento, nos parecía que podíamos retomar el tema, pero los acontecimientos de estas últimas semanas, en cuanto a las nuevas cifras de brotes y de contagios, nos obligan de acuerdo con algunos vecinos y a las recomendaciones de las propias autoridades, a posponer sine díe el descubrimiento de la piedra que cerraría el homenaje a Isidoro.

Sin embargo, vamos a aprovechar para repartir la publicación entre aquellos vecinos del municipio y de las instituciones, que apoyaron desde el principio la idea del homenaje. 


 Portada de la publicación

Esperamos disfruten con las tallas de Isidoro y, a los más mayores, les traigan recuerdos de algunas actividades, ya en desuso, que les sirvieron para sacar sus familias adelante. 


viernes, 11 de septiembre de 2020

PAISAJES INDUSTRIALES DE CANTABRIA EN PAPEL

 

En la última parte del siglo XIX y sobre todo en la primera mitad del siguiente, el auge extraordinario de las revistas ilustradas fue aprovechado por muchas empresas para, utilizando esa técnica, definir su identidad y su imagen pública, que las diferenciase de la competencia.

Así es como las compañías en sus cartas, facturas, etiquetas, boletines, catálogos, anuarios, memorias y revistas aparecen unos dibujos, aplicados como ilustraciones, que durante un tiempo van a ser la imagen corporativa de esa sociedad y que vendrán definido por un paisaje industrial que recoge casi siempre sus instalaciones fabriles, muchas veces de forma idealizada,  en las que se podrán adivinar arquitecturas del momento.

Estos materiales de una fragilidad extraordinaria son considerados también patrimonio industrial y se aglutinan dentro de lo conocido como archivo industrial.

En Cantabria hubo algunos ejemplos de estos paisajes industriales en papel, que iremos viendo en sucesivas entradas. Empezaremos por una importante fábrica de loza que se ubicó en Adarzo, y que estuvo operativa hasta la década de los 80 del pasado siglo. Se llamaba la Ibero Tanagra y hoy sus terrenos están ocupados por una urbanización compuesta por cuatro edificaciones de siete alturas, que toma el nombre de la empresa.

Paisaje industrial  de Ibero Tanagra, extraída de un catálogo de los años 60.  A un costado la línea de FEVE que va a Oviedo

Los que en alguna fase de nuestra vida nos hemos dedicado a expandir el sindicalismo de clase, conocemos muy bien las presiones de carácter urbanístico que han pesado sobre algunas instalaciones industriales que, situadas inicialmente sobre los bordes de las ciudades, han acabado  absorbidas por las mismas, determinando en muchos casos el cierre definitivo.

Paisaje industrial de interior. Detalle del horno de esmaltería y la chimenea a pleno rendimiento. 

Las chimeneas han sido los tótems de estas ilustraciones, el elemento simbólico más representativo del hecho industrial, hasta tal punto que se conoce que en algunas se dibujaban donde no las había.

El siguiente hace referencia a los astilleros y talleres de San Martín, situados en su momento sobre el aparcamiento del costado del Palacio de Festivales y al lado del dique seco de Gamazo, que utilizó en sus construcciones y reparaciones navales. Todavía se conservan un par de naves originales del astillero, propiedad actual de la Junta de Obras del Puerto, en fase de recuperación para la instalación en sus salas de la colección de arte Enaire, del Ministerio de Fomento.

 

El viejo astillero de San Martín, En primer término el dique de Gamazo

Este astillero que cerró a finales de la década de los 80, tiene una larga historia de más de 110 años, pasando durante ese tiempo por varios propietarios. Este grabado de aproximadamente 1940, corresponde a la época de su explotación de la familia Corcho, una importante saga de industriales, de origen italiano, con varias instalaciones industriales en Cantabria que iremos viendo.

Observamos en el conjunto un par de chimeneas. La más alejada, que está vertiendo humo, corresponde a la fundición de los talleres, mientras que, la más próxima, apagada, se ubica junto a la caseta de las calderas que  suministraban el vapor a las máquinas de achique del dique seco.

Para finalizar esta entrada traemos la cabecera de un papel-carta de la misma empresa, pero alusiva a otra instalación industrial, en este caso  las instalaciones de la Reyerta, fechada en 1897. Estas instalaciones aunque actualizadas siguen operativas por parte de la compañía BSH Electrodomésticos, donde fabrica las encimeras de gas.


Cabecera de papel carta. Obsérvese el paisaje industrial con las cuatro chimeneas humeantes

Para la siguiente entrada iremos viendo, en nuevas ilustraciones, la evolución arquitectónica de esta instalación industrial.


lunes, 24 de agosto de 2020

LA INDUSTRIA QUESERA CÁNTABRA DEL SIGLO XX, A TRAVÉS DE SUS MARCAS COMERCIALES y III

Continuamos con las marcas de fábrica de nuestra industria quesera del pasado siglo. Hoy gran parte de ellas están desaparecidas por lo que han pasado a formar parte de nuestro patrimonio de diseño artístico de nuestra industria alimentaria.

La primera hace referencia a la marca Gallo, para quesos de tipo bola  u holandeses, con fábricas en Mazcuerras y en la vecina Colombres. La marca representa un gallo dentro de un círculo, coronado en la parte superior por cuatro almenas , donde aparece el nombre del peticionario; Tejada y Sáinz y Cía.

La segunda hace referencia a la marca Granja Emilia de San Felices de Buelna.  Es un bonito diseño de un paisaje que contiene árboles, casas y montañas y en primer plano la imagen de un hombre, una mujer y un niño, vestidos con indumentaria pasiega. Ella porta un cuévano sobre la espalda. Las casas son de tipología netamente montañesa.

La marca la presenta Francisco González Ceballos, residente en Bilbao, para todo tipo de quesos y mantecas.

La tercera marca es sobre la Granja El Henar, de la Concha de Villaescusa presentada en 1952, por Joaquín Collantes. La marca representa un paisaje ondulado , con una vaca de raza frisona pastando libremente y de fondo un silo de hierba seca, tipo albar.

Este tipo de silos muy abundantes en el pasado, han desaparecido de nuestro paisaje agrario. Eran silos de forma cónica donde la hierba seca se acomodaba en torno a un gran tronco de árbol, de tal manera que  la lluvia resbalaba por el exterior del mismo conservando estanca la parte interior.

La siguiente recoge la marca La Torancesa, entre Peñas, de Soto Iruz, de Andrés Pérez Sáinz. La marca representa una campesina ordeñando una vaca de raza frisona, en medio del campo.

La siguiente hace referencia a la marca de quesos La Montañesa, de Fernando Collado, de Liérganes.  La marca representa un cerrado de piedra a cal y canto, donde una campesina ordeña a una vaca sobre la pradera. 

Por ultimo recogemos un par de marcas; la primera la marca Pico Cueto de Villegar de Toranzo, referido tanto a quesos como a mantecas. La etiqueta representa en primer plano,  un pico de una conicidad extraordinaria, me imagino que idealizado por el autor.

La segunda hace referencia a la marca Granja El Escudo de Torrelavega, de Joaquín Collantes, un apellido muy conocido dentro del sector lácteo en nuestra región.

La marca ampara todo tipo de quesos, desde el tipo nata de Cantabria, a los franceses tipo Port Salut y  Roquefort y a los holandeses de bola.

Con esta tercera entrada finalizamos la serie sobre marcas de queserías y de quesos de Cantabria. Existen una decena de marcas más, pero de menor contenido artístico que las presentadas. Suelen ser logotipos simples de marcas, pero sin diseños paisajísticos.

sábado, 8 de agosto de 2020

LA INDUSTRIA QUESERA CÁNTABRA DEL SIGLO XX, A TRAVÉS DE SUS MARCAS COMERCIALES II

Continuamos presentando las marcas comerciales de las queserías y de los quesos de Cantabria, en el pasado siglo. Estas marcas son un elemento patrimonial muy importante del fragmentado sector agroalimentario en nuestra región que, dada su calidad artística, no estaría de más que la Consejería de Ganadería Pesca y Desarrollo Rural, las recogiese en una pequeña publicación.

La primera marca de queso es la de Los Pastores de Valeriano Fernández de Orejo. Es un bonito dibujo donde un campesino vestido de fiesta sujeta a una vaca mediante un ronzal, mientras la campesina, también vestida de gala. Al fondo sobre un paisaje montañoso se observa una cabaña.

La segunda marca se denomina La Reinosana, de la viuda de un famoso quesero francés, Claude Napoleón Boffard, instalado en Reinosa en 1880, haciendo quesos franceses, tipo Camembert. Esta etiqueta es de 1905, cuando la viuda se hace cargo de la quesería reinosana. El dibujo representa un prado, con un gallo y una mujer que, entre utensilios lecheros, aparece ordeñando a una vaca.

La tercera corresponde a la marca La Paz Montañesa de Eladio Álvarez de Molledo Portolín. La etiqueta en forma de ovalo representa un paisaje representado por un prado en el que pastan algunas vacas. En primer término, aparece un hombre sentado en actitud de ordeñarla.  

La cuarta corresponde a la marca comercial Las Coteras de Tomás Ruiz Gandarillas de Bárcena de Pie de Concha. Representa un paisaje con un prado cerrado con su portilla de acceso y unas vacas pastando.

La quinta corresponde a la marca Hispania de la empresa afincada en Torrelavega, Industrias Lácteas SA. La figura representa a un león rampante que sostiene con sus patas delanteras una figura con forma de huevo y en su interior las siglas SIL.


Por último, la sexta corresponde a la marca Peñas Arriba. Toma la marca del título de la famosa novela de José María Pereda. La marca la registra José Quevedo y García Lomas de Molledo Portolín. La etiqueta representa un paisaje montañoso y en la parte anterior y entre unos peñascos aparece una cueva y en la boca de la misma un oso de pie. Esta marca está amparada por otra más general denominada La Montaña, y que apare en la parte baja de la etiqueta.
Esta quesería no tiene nada que ver con la tercera, que es igualmente de Molledo.


CONTINUARÁ


miércoles, 5 de agosto de 2020

LA INDUSTRIA QUESERA CÁNTABRA DEL SIGLO XX, A TRAVÉS DE SUS MARCAS COMERCIALES I

Las marcas de fábrica, comercio e industria sirven para proteger productos y servicios, cualquiera que sea su clase y forma, con objeto de que el público los conozca y distinga, sin que pueda confundirlos con otros de la misma especie. Se empezó a regular con el Real Decreto de 20 de noviembre de 1850, en el que por primera vez se legisló sobre la concesión de certificados de marcas, con la idea de que los propietarios de estos distintivos pudieran hacer valer sus derechos frente a los usurpadores.

La historia de la potente industria láctea en Cantabria del pasado siglo la ha desarrollado en varias publicaciones, Pedro Casado Cimiano, un técnico lácteo que dirigió durante bastante tiempo la Cooperativa Lechera SAM, primero como director técnico y después como director general. Además, es un apasionado de las ilustraciones y de los grabados antiguos.

Esa industria láctea durante la primera mitad del siglo pasado fue la más importante de España, sobre todo en el suministro de leche a las grandes poblaciones y muy especialmente a Madrid. La industria quesera no desmerecía esa importancia con la creación de numerosos establecimientos a lo largo de la región, muchas de ellas ya desaparecidas.

Los logotipos y marcas queseras que presentamos las hemos extraído de los archivos históricos de la Oficina Española de Patentes y Marcas Comerciales, donde aparte de admirar los bonitos dibujos y grabados de algunos de ellos, se podría elaborar un mapa de la industria quesera del siglo pasado, que no tiene nada que ver con la actual.

La industria quesera para sus etiquetas solía confeccionar bonitos dibujos en blanco y negro, conteniendo escenas típicas campesinas; mujeres ordeñando vacas, accidentes geográficos de fondo, vestimentas típicas y hasta elementos de nuestra mitología.  Esperamos las sepan apreciar y admirar, ya que forman parte de nuestra historia económica.

La primera que presentamos es la marca La Tierruca, de Luis Collantes de Bárcena de Pie de Concha. Se aprecia un paisaje montañés y en primer término un campesino ordeñando una vaca.

La segunda etiqueta corresponde a la quesería de Eloy Saiz García de Liérganes. Se observa un campo donde una joven acaricia el lomo de una vaca con su mano derecha, mientras en la izquierda lleva una lechera.

La tercera etiqueta corresponde a la marca La Montañesa, la quesería de Desiderio Caballero de Oreña, fechada en 1918. Se observa el antiguo escudo de Cantabria flanqueado por dos vacas, una en cada costado.



La cuarta corresponde a la fabrica de quesos La doble Águila de Villaverde de Pontones, perteneciente a María Dolores del Campo. El dibujo representa un águila bicéfala con las alas extendidas, colocada sobre unas peñas y entre nubes que se desarrollan de abajo a arriba 

La quinta corresponde a la marca Pico Jano, de la Serna de Iguña, de Román Morais Vilarino.  Se observa un paisaje con un pastor vestido con atuendos pasiegos y algunas vacas pastando. Esta marca corresponde a otra más general La Iguñesa.

La sexta y última corresponde a la quesería de Juan de los Ríos Rodríguez, residente en Liérganes, que da origen a la marca Proaño. A diferencia de las anteriores, aquí se observa un paisaje arquitectónico rural representado por una casona montañesa y a su izquierda una torre. 

 

                                                                 CONTINUARÁ



miércoles, 8 de julio de 2020

EL CANAL DE SALTOS DEL NANSA A SU PASO POR CADES II


El canal de Herrerías tiene algunas peculiaridades que para los profanos vamos a tratar de resaltar. De entrada y en el mismo núcleo de Cades, existe un acueducto de 60 metros de longitud para salvar la depresión que forma el arroyo Rocadigo, a su paso por el pueblo. Está próximo al barrio El Pellón.

Cara sur del acueducto de Cades
El arroyo Rocadigo es el que desemboca en el Nansa, al costado de la antigua Venta La Sofía, hoy vivienda particular y la parte trasera del nuevo ayuntamiento de Herrerías, construido en el lugar de El Arenal.

Cara norte del acueducto

Otra característica es la que tiene el canal a unos 300 metros antes de la cámara de carga de la Central de Herrerías. El canal aparece tapado en su parte superior, pero con ventanas abiertas en su costado izquierdo, en dirección sentido de las aguas. Debajo de esas ventanas existe un canal abierto que recoge las aguas que saldrán por esas ventanas para conducirlas al río Suspino, que desemboca en el Nansa, próximo a la Central Hidroeléctrica.

¿Qué hacen esas ventanas ahí? ¿Por qué tienen que salir agua por ellas? ¿Por qué ahí y no en otras partes del canal? En hidráulica existe el fenómeno denominado golpe de ariete, que se forma cuando se cierra bruscamente una válvula. En ese momento se origina una sobre presión de retroceso que se desplaza por la tubería, en este caso el canal,  a una velocidad que puede superar la del sonido en el fluido, creando graves daños en los sistemas mal diseñados. El golpe de ariete es un fenómeno muy peligroso.

Detalle del canal con sus ventanas en Casamaría, para contrarrestar las presiones del golpe de ariete

¿Qué ocurre en nuestro caso? Cuando paran la central de Herrerías, tienen que cerrar la válvula de la cámara de carga, para que no entre más agua al sistema. En ese momento hace que toda el agua que está llegando por el canal –15.000 litros por segundo-, retroceda con una gran presión, que podría romper el techo del canal de no existir esas ventanas que sirven de desahogo de esa presión. 

El agua sale por esas ventanas durante el retroceso, las recoge el canal lateral y las vierte al río. Recordad que esas ventanas estás situadas unos 300 metros antes de la cámara de carga. Este es el motivo de la existencia de esas ventanas en esa zona y que no se ven en otras partes del canal.

lunes, 6 de julio de 2020

EL CANAL DE SALTOS DEL NANSA A SU PASO POR CADES I


Desde la presa de Palombera parte el conocido como canal de Herrerías, de 7, 5 kilómetros de longitud y de 3,80 m. de anchura, capaz de trasvasar un caudal de 15.000 litros/segundo.

Este canal atraviesa el pueblo de Cades de este a oeste en una longitud de algo más de un kilómetro que, cuando se construyó, causó enormes perjuicios. Si observamos el trazado vemos que pasó por el medio del barrio La Caseta, del barrio La Calle, -un barrio de una decena de casas en hilera que dividió por la mitad-, separó el barrio de El Solar del de la Concha y bordeó por la parte baja los del Pellón y Villachica. Además, destrozó fincas, desvió manantiales…En fin, una tropelía.

En negro el trazado del canal cruzando el pueblo de Cades
Los daños ocasionados durante la construcción todavía no han finalizado. Las pérdidas de agua del canal todavía causan destrozos, hasta tal punto que las demandas municipales para su encauzamiento y reparación, son una constante a lo largo de estos años.

El canal estuvo abierto durante unos 30 años, hasta el principio de la década de los 80, lo que a su vez causaba más perjuicios por la caída al mismo de bienes, animales domésticos, fauna salvaje…

Vista del canal abierto hasta la década de los 80.

Creemos que es fácil aventurar que Cades fue el núcleo más perjudicado por el trazado de los canales de derivación de todo el proyecto integral de Saltos del Nansa, hasta tal punto que solo es entendible este trazado desde la óptica de haberse construido en una dictadura.

En un sistema democrático ese trazado, tal como cruza el pueblo no sería posible. No habría organismo público alguno que se atraviese a autorizar semejante destrozo.

viernes, 3 de julio de 2020

EL DESVÍO DE LA CARRETERA EN LA PEÑA BEJO


La idea del aprovechamiento integral de la cuenca del río Nansa se debe al ingeniero burgalés Alberto Corral, que ejercía como tal en la Jefatura de Obras Públicas de Santander.

Aunque la concesión de derivación de los caudales del río datan de 1926, la constitución de la sociedad Saltos del Nansa S.A. no se hace hasta 1941, justificándose para suministrar energía eléctrica para usos industriales, en concreto, para las factorías de Nueva Montaña Quijano de Santander y de los Corrales.

Hubo que construir la presa de la Cohilla, que es la infraestructura más relevante de todo el aprovechamiento y la reguladora de todo el sistema. Se construyó en el cañón de Bejo.

Para la construcción de la presa de bóveda de 166 metros de altura, hubo que desviar la carretera, que como hemos visto en la entrada anterior, discurría paralela al río y desviarla hacia la derecha alejándola del mismo, hasta remontar el collado de Pantrieme.

En rojo, ubicación de la presa y el trazado de la nueva carretera. En negro el trazado de la vieja.

A partir de aquí se excavó en las faldas de los montes de la Cohilla y del río Loya, a unos 40 metros por encima del nivel de la carretera vieja, hasta unirse ambas en el kilómetro 13.  En total unos dos kilómetros de desvío.
 
             En la parte baja la carretera vieja. En la parte alta el trazado de la nueva

Los restos de la antigua carretera y de algunos de los inmuebles que existían a los costados, es posible observarlos en verano, cuando las aguas del embalse están bajas. 


miércoles, 1 de julio de 2020

LA PENOSA CONSTRUCCIÓN DEL PASO DE BEJO


El proyecto de la carretera de Tinamenor a Piedras Luengas data de 1884 y para su construcción se dividió en dos tramos; el primero hasta Puentenansa y el segundo hasta el collado, en la provincia de Palencia.

El segundo tramo es fue el más complicado sobre todo el paso de Bejo que a juicio de los ingenieros en ninguna parte de la provincia se encontraba un paso tan difícil.

Al respecto hay que aclarar que la carretera actual no tiene nada que ver con la construida en la parte final, para remontar el collado de Pantrieme. La construida iba paralela al rio en su margen derecha, en sentido ascendente, cruzaba la presa de la Cohilla y discurría por el lateral del embalse hasta salir al kilómetro 13.  Esta carretera fue modificada a partir de 1941, al verse afectada por la construcción de la presa y del embalse de la Cohilla. Es el actual trazado al que dedicaremos otra entrada.

En rojo, el antiguo camino en la parte final de Peña Bejo

La obra se dividió en siete tramos, correspondiente el paso de Bejo al cuarto tramo. En 1897 todos los tramos estaban finalizados salvo el del Bejo, de tal manera que carretera no tenía continuidad.

Debido a los retrasos que acumulaba ese tramo, existe un documento de las corporaciones municipales de todo el valle, dirigido al Director General de Obras Públicas, el 30 de mayo de 1897. Decía así:

Los ayuntamientos que suscriben de la provincia de Santander acuden a Usted y con el debido respeto exponen: que es anómala, incompresible e intolerable lo que está ocurriendo en la construcción del trozo 4º de la carreta de Piedras Luengas a Tina Mayor, cuyo contratista es don Manuel Merino. Construidos ya hace bastante tiempo los trozos 1º, 2º, 3º, 5º, 6º y 7º y puestos al servicio público de nada sirve ni puede utilizarse todo este gran trayecto que pone en comunicación a estos valles con Castilla, por la falta de construcción del trozo cuarto, que está en el medio de aquellos, y precisamente en la entrada de la Peña Bejo por donde no hay paso alguno ni siquiera peonil que, por lo menos, ha debido hacerle el referido contratista.

No bajará de ocho años los que éste lleva invertido en las obras de tan corto trozo, que muy bien ha podido terminar en dos o tres. A favor de las  repetidas prorrogas que se le han concedido, ha venido diseminando las obras, dejando transcurrir años enteros, sin apenas adelantar un paso en ellas; y todos estos pueblos se han aguantado y resignado a pesar de los inmensísimos perjuicios que les causa, en la creencia que ni a los mismos intereses del contratista seria conveniente semejante abandono, del cumplimiento de su contrata; pero apercibidos de que por miras de especulación propia teniendo otros consocios en este negocio que le pagan su dirección y exclusiva intervención, mientras dure las obras, así como aprovecha también la explotación de los trabajadores se ha logrado evidenciar el verdadero motivo de la demora y la prolongación de la contrata que le conviene que dure.

Últimamente con fecha 14 de mayo de 1895 se le ha concedido prorroga de 30 meses que concluye el 14 de noviembre próximo y siempre seguro que, para esa fecha, no solo, no concluye las obras que efectúan, sino que ni aproximadamente, continuando como siempre con escasísimos trabajadores y contando seguramente con que, mediante su reconocida influencia, ha de obtener nuevas prorrogas….

Deben obligar al contratista del trozo 4 de la carretera de Piedras Luengas a Tina Mayor, D. Manuel Merino a que termine las obras del citado trozo para el día 14 de noviembre próximo, que le esta concedido. Así lo esperan los exponentes de la notaria rectitud de usted, cuya vida guarde Dios muchos años

Hoja 1º del texto dirigido al Director General de Obras Públicas

Parece que entre las dificultades de la obra y la negligencia del contratista, el abrir camino por la Peña Bejo, llevó más de diez años. 

domingo, 28 de junio de 2020

ARCILLA: UN BOHEMIO ILUSTRADO


En estos días atrás he finalizado la lectura del libro: Arcilla, un hombre adelantado a su tiempo, de mi amigo José Manuel Rebolledo Cosio -JM-. A ambos les unía haber nacido en el valle de Polaciones.

Arcilla era el mote con que se conocía en Cantabria a Ignacio María de San Pedro, nacido a finales del siglo XIX, en San Mamés de Polaciones, por sus prácticas geófagas, es decir, alguien que incorpora en su alimentación tierra, en este caso arcilla.

JM se ha atrevido a investigar la vida y la obra de este trotamundos, un hombre apartado de las normas y de las convenciones sociales de la época que le tocó vivir. Es lo que el autor clasifica en el título como: un adelantado a su tiempo. Ya se sabe que los inadaptados sociales son los que se adelantan o se atrasan mucho.

Portada del libro de José Manuel Rebolledo

Arcilla nació en 1897, a los 13 años ingresó en la Universidad Pontificia de Comillas, a los 21 años participa en la guerra de Marruecos donde es ascendido por sus méritos, pasa tres años en Cuba y a su vuelta ya en 1928, es elegido alcalde de Polaciones. La guerra civil la pasa en Madrid donde empieza a ser conocido, frecuentando los ambientes de las tertulias literarias de los cafés, de esa localidad y de Santander, donde se desplaza con frecuencia. 

Debido a las alteraciones de orden público que producen los numerosos  seguidores de sus teorías, es internado definitivamente en 1952 en el hospital psiquiátrico de Ciempozuelos en Madrid, hasta que fallece en 1977 en el propio hospital, donde está enterrado.  Esta es a grosso modo su vida, pero su historia está llena de emociones.

El aspecto físico de Arcilla era la de un hombre barbado y con el pelo largo.Era ecologista, pacifista, geófago, naturista, antitaurino y con una facilidad pasmosa para versificar conversaciones.  Esto le permitió escribir con regularidad en el diario Pueblo durante 1946 y ganarse vida con publicaciones en verso que él llamaba aleluyas. También versificaba las bondades de restaurantes y cafés madrileños que, con lo que le pagaban, hacia frente a los pagos en las pensiones donde se alojaba.  

Desarrolló teorías extravagantes, como la de intentar cambiar el nombre de América por el de Cristobalia, ya que consideraba a Américo Vespucio un impostor y sin merito alguno para dar nombre a un continente. De hecho, en Madrid a Ignacio se le conocía como Cristobalia.

Viajó por toda España desarrollando su filosofía de vida y sus teorías, que le causaron muchos problemas. Fue detenido en aplicación de la ley de vagos y maleantes más de 20 veces, internado en media docena de psiquiátricos, lo que no le impidió codearse con intelectuales de la época. La investigación de JM ha permitido conocer que Arcilla o Cristobalia, es referenciado en nada menos que noventa y cuatro artículos periodísticos de diversas provincias españolas y en veintinueve libros de temáticas diferentes. Todo un personaje.

Articulo sobre Arcilla en el ABC de Madrid. Año 1954. Recorte extraído del libro.

En el psiquiátrico de Ciempozuelos, como no tenía nada -le ingresaron para quitarlo de la circulación pública- gozó de libertad de movimientos y salidas del mismo. En muchas de ellas visitaba la familia en Polaciones, que es cuando JM le conoce.  Se puede decir que Arcilla utilizaba el sanatorio como si fuese una residencia de ancianos.

Para finalizar este bosquejo biográfico, no nos que más que felicitar a José Manuel por haber sabido aprovechar su tiempo disponible, en calidad de jubilado, y ofrecernos las vicisitudes, en casi cuatrocientas páginas, de este bohemio ilustrado.