miércoles, 5 de agosto de 2020

LA INDUSTRIA QUESERA CÁNTABRA DEL SIGLO XX, A TRAVÉS DE SUS MARCAS COMERCIALES I

Las marcas de fábrica, comercio e industria sirven para proteger productos y servicios, cualquiera que sea su clase y forma, con objeto de que el público los conozca y distinga, sin que pueda confundirlos con otros de la misma especie. Se empezó a regular con el Real Decreto de 20 de noviembre de 1850, en el que por primera vez se legisló sobre la concesión de certificados de marcas, con la idea de que los propietarios de estos distintivos pudieran hacer valer sus derechos frente a los usurpadores.

La historia de la potente industria láctea en Cantabria del pasado siglo la ha desarrollado en varias publicaciones, Pedro Casado Cimiano, un técnico lácteo que dirigió durante bastante tiempo la Cooperativa Lechera SAM, primero como director técnico y después como director general. Además, es un apasionado de las ilustraciones y de los grabados antiguos.

Esa industria láctea durante la primera mitad del siglo pasado fue la más importante de España, sobre todo en el suministro de leche a las grandes poblaciones y muy especialmente a Madrid. La industria quesera no desmerecía esa importancia con la creación de numerosos establecimientos a lo largo de la región, muchas de ellas ya desaparecidas.

Los logotipos y marcas queseras que presentamos las hemos extraído de los archivos históricos de la Oficina Española de Patentes y Marcas Comerciales, donde aparte de admirar los bonitos dibujos y grabados de algunos de ellos, se podría elaborar un mapa de la industria quesera del siglo pasado, que no tiene nada que ver con la actual.

La industria quesera para sus etiquetas solía confeccionar bonitos dibujos en blanco y negro, conteniendo escenas típicas campesinas; mujeres ordeñando vacas, accidentes geográficos de fondo, vestimentas típicas y hasta elementos de nuestra mitología.  Esperamos las sepan apreciar y admirar, ya que forman parte de nuestra historia económica.

La primera que presentamos es la marca La Tierruca, de Luis Collantes de Bárcena de Pie de Concha. Se aprecia un paisaje montañés y en primer término un campesino ordeñando una vaca.

La segunda etiqueta corresponde a la quesería de Eloy Saiz García de Liérganes. Se observa un campo donde una joven acaricia el lomo de una vaca con su mano derecha, mientras en la izquierda lleva una lechera.

La tercera etiqueta corresponde a la marca La Montañesa, la quesería de Desiderio Caballero de Oreña, fechada en 1918. Se observa el antiguo escudo de Cantabria flanqueado por dos vacas, una en cada costado.



La cuarta corresponde a la fabrica de quesos La doble Águila de Villaverde de Pontones, perteneciente a María Dolores del Campo. El dibujo representa un águila bicéfala con las alas extendidas, colocada sobre unas peñas y entre nubes que se desarrollan de abajo a arriba 

La quinta corresponde a la marca Pico Jano, de la Serna de Iguña, de Román Morais Vilarino.  Se observa un paisaje con un pastor vestido con atuendos pasiegos y algunas vacas pastando. Esta marca corresponde a otra más general La Iguñesa.

La sexta y última corresponde a la quesería de Juan de los Ríos Rodríguez, residente en Liérganes, que da origen a la marca Proaño. A diferencia de las anteriores, aquí se observa un paisaje arquitectónico rural representado por una casona montañesa y a su izquierda una torre. 

 

                                                                 CONTINUARÁ



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