domingo, 21 de abril de 2024

CONTINÚAN LAS OBRAS DE CONSOLIDACIÓN DE LAS RUINAS DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO, EN OTERO

 

En enero del 2022 publicábamos una entrada sobre el inicio de las obras- https://maicesdelnansa.blogspot.com/2022/01/se-inician-los-trabajos-de.html – de consolidación de las ruinas de esta iglesia.

Hoy presenta avances espectaculares y se disponen a recuperar el arco principal de la misma, para lo cual ya tienen construida la cimbra de madera que sostendrá provisionalmente el peso del arco, durante las obras de consolidación del mismo.

Cimbra instalada para acoger el arco principal de la iglesia

Para recuperar el arco, previamente han tenido que armar el contrafuerte derecho, prácticamente destruido en su totalidad, con piedra nueva, de tal manera que pueda contrarrestar el empuje del arco una vez instalado.

La iglesia desacralizada hace ya bastante tiempo, pertenece a un particular, Luis Miguel Rodrigañez Noreña, residente en Madrid, aunque sus orígenes se sitúan en Cabanzón. El propietario es el que costea los gastos de consolidación. Una inscripción en el contrafuerte deja constancia de esta circunstancia.

Inscripción recogida en un sillar del contrafuerte

El cantero que lleva a cabo estas obras es Manuel Varela, que junto a su hermano Ramiro forman parte de una saga de canteros, oriundos de Riclones, de notabilísimos conocimientos de cantería, capaces de construir en piedra lo que se les ponga por delante.

Manolo ha querido dejar su impronta y ha esculpido en uno de los sillares del contrafuerte el animal que por excelencia coloniza las piedras con sus desplazamientos cuando hace sol: una lagartija.


Impronta de Manuel Varela para la eternidad 

Para finalizar debemos felicitar al propietario, Luis Miguel Rodrigañez y al constructor Manuel Varela. Están poniendo en valor un recurso que se encontraba en estado ruinoso.


domingo, 7 de abril de 2024

UN HOLANDÉS EN CADES

 

Va a cumplirse un año de la elección como alcalde pedáneo de Cades de un ciudadano holandés de nombre René Van Der Hulst. René lleva entre nosotros algunos años formando un matrimonio mixto con una ciudadana española.

                    René Van Der Hults. Imagen capturada de su WhatsApp

Cuando me explicó sus intenciones de presentarse al cargo traté de disuadirlo, sin éxito. Le expliqué que las reuniones del concejo eran una jaula de grillos y que no merecía la pena. Me equivoqué.

Transcurrido casi un año se constata la asistencia mayoritaria de los vecinos a los plenos, se conducen con orden y se toman las decisiones democráticamente, se confeccionan presupuestos realistas que posteriormente se ejecutan, se aprueban nuevas ordenanzas respecto al aprovechamiento de los pastos, donde se incluye la prohibición de utilizar productos que contengan glifosato en los terrenos del Concejo, se hace las convocatorias correctas y a todos nos llegan las actas de lo deliberado.

Por si fuese poco lo anterior, se ha puesto orden en los consorcios forestales del pueblo que tiene en el monte, están aflorando y ordenado la situación de todos los bienes del pueblo, se han arreglado caminos que hacía décadas que no se tocaban, se han cambiado los pasos canadienses desde hace tiempo estropedaos, hay un proyecto para humanizar la plaza del pueblo…. Lo más parecido a un milagro. René no está solo; le ayudan Cristina, Sergio y Ramiro.

                 Pasos canadienses de entrada a la pradería del Escajaluco, repuestos recientemente

¿Cómo ha sido posible esto? Admitida la capacidad de René para conducir adecuadamente la pedanía y descartado que tenga algún interés espurio en el cargo, cabe preguntarse por qué los jarucos -gentilicio de los habitantes de Cades- han depositado la confianza en un extranjero para la solucionar sus problemas.

Hay que advertir que Cades como cualquier pueblo de la Cantabria rural, está cruzado de agravios ancestrales entre vecinos, de prejuicios, de envidias, de rencillas….  que hacen bueno ese proverbio de: pueblo pequeño, infierno grande. El perfil de sus gentes es mayoritariamente conservador, que se rigen por una moral religiosa y que, ante el progreso, el único que les interesa es el meramente económico.

Entonces, ¿por qué el éxito de René y su equipo? A mi juicio se debe precisamente a eso, a que es extranjero. Hemos depositado la confianza en un hombre de afuera, que vemos como un hombre bueno, que trata de ayudarnos. Cualquiera de los de adentro no serían capaces, porque no les dejarían.

Todavía les quedan algo más de tres años. Esperemos que sigan así. Hoy no nos queda más que felicitarlos por la inmensa tarea desarrollada y darles las gracias.



domingo, 3 de marzo de 2024

CUANDO MARGÓN FABRICABA TIJERAS EN EL CENTRO DE SANTANDER

En el número 18 de la calle Jesús de Monasterio de nuestra ciudad, existió un pequeño negocio que se presentaba como armería y cuchillería.  Sin embargo, debía tener un fondo suficientemente amplio, pues en ese local se fabricaba también material quirúrgico y material para barberos. Nos vamos a centrar en la fabricación de tijeras.

Fachada de la fábrica de tijeras

En efecto, en 1942, su dueño Pedro Martínez se dirigía a la Delegación de Industria de Santander solicitando permiso, que le fue concedido ese mismo año, para fabricar tijeras que, por aquel tiempo, era un material cuya producción nacional no cubría la demanda, lo que se recurría a la importación de ese producto.

En Irún existía un alemán de nombre Juan Wollmer que desde 1931 fabricaba cuchillas de afeitar marca Palmera que, los que tenemos una edad, hemos utilizado. A partir de 1940 amplió la gama de sus productos con artículos de manicura, cuchillería y tijeras, también de la misma marca.

Palmera disponía de su propio departamento de forja por estampación y en él se efectuaban las primeras operaciones de forja de las piezas en bruto para tijeras a partir de la materia prima, acero en barras con un contenido medio de carbono. Este material se calentaba en hornos de carbón y seguidamente se le daba una primera forma aproximada en martinetes por medio de golpes dados sobre un yunque plano, se le llamaba forja libre, e inmediatamente se estampaba la forma definitiva en martillos de forja. Esta técnica de forja combinada era muy común en la industria vasca de la época para la fabricación de todo tipo de piezas. (1)

Nuestro hombre supo aprovechar la coyuntura de tener la fábrica Palmera relativamente cerca, consiguiendo que le vendiese las tijeras simplemente forjadas, para realizar en Santander el resto de operaciones que, como veremos, eran numerosas.


Propaganda de las tijeras Palmera fabricadas en Irún.

En Palmera llegaron a trabajar del orden de 1.200 trabajadores hacia el año 1975, de los cuales 120 se dedicaban exclusivamente a la fabricación de tijeras, con una producción diaria del orden de 5.000 a 5.500 unidades, de todos los tipos habituales en el mercado.

PROCESO DE FABRICACIÓN DESARROLLADO EN SANTANDER

Ya hemos dicho que nuestro fabricante compraba las tijeras ya forjadas. A principios de los cuarenta todavía se forjaba por estampación a mano, consistente en calentar el material hasta hacerle más maleable y con martinetes y sobre un molde ir forjando la pieza deseada. A partir de 1960, aparecen las prensas hidráulicas y mecánicas que someten a la pieza, previamente calentada, a una carga de compresión entre dos moldes, hasta conseguir la pieza forjada deseada.

Tijeras estampadas a compresión mediante prensa. https://www.portalmerceria.com/noticiasprincipal/palmera/palmera.php

Todas las labores posteriores hasta la terminación total de la tijera se hacían manualmente eliminando material sobrante hasta obtener la forma. Los acabados superficiales deseados se conseguían utilizando amoladeras y pulidoras.

En las décadas de los 40 y 50 las poleas consistían en un disco de madera de 40 a 50 centímetros de madera al que se adhería en su perímetro arena abrasiva por medio de una cola. Esta labor se debía efectuar todos los días al final de cada jornada reponiendo la arena desprendida durante el día al efectuar el trabajo.

De toda la tijera solo se templaba el filo y para ello se introducía esta parte de la pieza en un horno de sales tipo cuba, colgadas de sus ojos en un bastidor, y seguidamente se enfriaban rápidamente introduciéndolas en aceite.

Todas las labores de conformado de las piezas en bruto se efectuaban independientemente sobre las hojas separadas unas de otras y finalmente se montaban, ya con las piezas recubiertas de un baño de níquel.

Margon en Santander partiendo de esa pieza forjada desarrolla hasta catorce operaciones diferentes hasta dejar la tijera finalizada; desde eliminar rebarbas, taladrar, templar, revenir el acero, niquelar, desengrasar, abrillantar, afilar y poner a punto. Un proceso muy manual ejercido por verdaderos manitas.

Contaba con un motor de 1 HP que se movía a 1.800 revoluciones por minuto, una transmisión de 6 metros de larga y un dínamo. Para los cobreados y niquelados de las tijeras disponía de sendas cubetas de 40 litros cada una. Para ello utilizaba sulfato de cobre y de níquel.

Disponía también de una piedra esmeril, un taladro, cinco máquinas pulidoras para doble disco y 30 ruedas de filtros de diferentes diámetros para pulimentar el material. Lo completaban tres tornillos de banco. Algunas tijeras las vendía directamente al acero estampado, mientras las del barbero se comercializaban niqueladas.

Margón fabricaba siete tipos de tijeras. Las de costurera iban desde tres y medio pulgadas hasta seis y medio pulgadas, pasando por cuatro, cinco y seis con sus respectivas mitades. Las de peluquero, las más grandes, eran de siete pulgadas.

Su capacidad de producción media era del entorno de 80 docenas de tijeras en acero estampado y otras 80 niquelas, al mes. Es decir, unas 1.920 unidades/mes, que equivalían a unas 23.000 al año. Una producción modesta pero importante que cubriría la demanda de la entonces provincia de Santander.

Cuadro de modelos de tijeras fabricadas, precios de coste de las piezas forjadas y precios finales (2)

Como observamos había unos importantes márgenes entre los precios de compra de las tijeras simplemente forjadas y las acabadas. Son márgenes que se sitúan en entorno del 250 %, en cada uno de los modelos, lo que quiere decir que los costes de las operaciones realizadas por Margón en Santander eran elevados y las operaciones importantes. Contaba con tres trabadores, incluido el propietario, que trabajaban a un único turno de 8 horas diarias.

 Margón se dirige a la Delegación de Industria, para que revisen el taller de fabricación de tijeras. Año de 1942.(3)




NOTA

(2) y (3) Archivo Histórico Regional de Cantabria. Fondo de Industria.Caja 125.Carpeta 415.

martes, 27 de febrero de 2024

APRENDIENDO DE LA ALMADRABA GADITANA

 

Hemos pasado unos días en la provincia de Cádiz intentando aprender sobre ese sistema de pesca tan complejo conocido como la almadraba. Hasta ese viaje solo conocíamos la captura y extracción final de los atunes del copo -la levantá-, que corresponde a las imágenes más vistosas.

Hemos visitado algunos de los puertos pesqueros que mantienen la almadraba:  Chiclana de la Frontera-Sancti Petri, Conil de la Frontera, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa. Hemos visitado ruinas de las antiguas chancas en Barbate, Sancti Petri y en Conil y, en este último pueblo, su museo marítimo.Por último, hemos visitado las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia, cerca de Tarifa, asentada desde el siglo II antes de nuestra era. Era una ciudad portuaria dedicada principalmente a la pesca y a la conserva mediante la salazón de atunes, así como a la producción de garum. En fin, que algo hemos aprendido.

Las chancas eran los poblados y las instalaciones industriales donde se manipulaban los atunes capturados en la almadraba, desde el salazonado, hasta el embotado en conserva. Existen importantes restos de ellas en Sancti Petri y la recientemente restaurada en Conil, perteneciente a la casa de Medina Sidonia.

Poblado almadrabero de Sancti Petri. Hacia 1940 

El atún tiene las mismas ventajas que el cerdo; no tiene desperdicio.  https://restauranteelcampero.es/casqueria-del-atun-rojo/

Todavía quedan restos de las barriadas

Nadie sabe qué lleva al atún a realizar un viaje de más de 8.000 kilómetros a través del atlántico para desovar en el mediterráneo. Lo llevan haciendo desde hace siglos cruzando las aguas del estrecho, hasta tal punto que los onubenses y sobre todo los gaditanos le deben mucho a este pez.

Proceso migratorio del atún rojo
                                            

La almadraba es un complejo sistema de pesca, formado por redes, cables de acero, flotadores de enormes dimensiones, anclas igualmente de grandes dimensiones y barcos especializados en el montaje y desmontaje del sistema. Sus redes, dispuestas en una arquitectura muy compleja, pueden alcanzar la longitud de hasta tres millas náuticas.

En realidad, es una trampa formada de tal manera que, en los sucesivos pasos migratorios del atún, se cuelen en la misma el máximo número de ellos. El tamaño de la red deja el paso libre a los atunes de menos de 70 kilos y el número de capturas están actualmente reguladas mediante cupos. El peso medio de los atunes capturados oscila entre los 180 y los 200 kilogramos.

Para entender un poco la magnitud del sistema, cada almadraba se utiliza entre 400 y 600 anclas de un peso de 450 kilogramos cada uno, para mantener la verticalidad de las redes. Ver infografía.

Resumen esquemático de una almadraba 

El proceso dura unos seis meses de abril a septiembre, entre la instalación de la almadraba, llamada calamento, la pesca propiamente dicha que se efectúa en mayo y junio y el desmontaje de los enseres conocida como leva. Antes del calamento y después de la leva también se efectúan trabajos de reparación y mantenimiento de los pertrechos en tierra.

Actualmente se instalan cuatro almadrabas en la costa gaditana: Barbate, Tarifa, Zahara de los Atunes y Conil de la Frontera, que entre las cuatro disponen de un cupo de capturas anuales de 1.743 toneladas, equivalentes a unos 8.750 atunes. En la época del Consorcio Nacional Almadrabero -1929-1971-, llegaron a existir hasta 12 almadrabas: cuatro en la costa onubense y el resto en la gaditana.

Actualmente las cuatro almadrabas ocupan a unas 500 familias de forma directa, mientras las ocupaciones indirectas derivadas de las capturas se estiman en unos 1.500 puestos de trabajo; en comercialización, transporte, restauración e industria conservera.

Pertrechos de la almadraba de Barbate

El arte de pesca de almadraba se ha mantenido prácticamente igual desde hace más de 3.000 años, y se remonta a los fenicios; Su denominación procede del árabe andalusí y significa “lugar donde se golpea y lucha”.

lunes, 19 de febrero de 2024

UNA INSTALACIÓN PECULIAR EN CARMONA: LA INDUSTRIA” EL CORDEL”

 

Desde la década de 1940 funcionó en Carmona una ingeniosa instalación hidráulica de servicios diversos; por el día era una instalación molturadora de maíz y por la noche se convertía en una fábrica de luz.

Hablamos de la conocida como Industria El Cordel, situada en un molino hidráulico clásico, del mismo nombre, sobre el arroyo Canal de los Convernos, al suroeste del núcleo urbano y un poco alejado del mismo. Su propietario era Indalecio Cosío Bárcena. Esta instalación hidráulica disponía de un ingenioso sistema de transmisión, que le permitía ejercer de molino durante el día para por la noche transformarse en una fábrica de luz. Esta energía eléctrica era suministrada a las casas del pueblo.

Para entender bien esta instalación hay que conocer bien la época de funcionamiento. No había frigoríficos, ni lavadoras, ni televisores, ni planchas eléctricas….  El único consumo eléctrico se debía a la existencia de una o dos bombillas por casa y excepcionalmente un aparato de radio.

También debemos conocer la idiosincrasia del campesinado cántabro y el ciclo agrícola. Respecto al primero el campesino era un tipo que se acostaba pronto y madrugaba al día siguiente. Por tanto, se movía con luz natural de abril a octubre. Respecto al ciclo agrícola, el maíz se cosechaba en octubre y primera quincena de noviembre, se deshojaba, se secaba y se desgranaba. Las primeras moliendas se situarían a finales noviembre o principios de diciembre.

Como observamos, los requerimientos de molienda y de suministro eléctrico coincidían con los meses de elevada pluviometría –de octubre a abril- que facilitaban, en cierta medida, los caudales suficientes para los servicios demandados.  

La canal de los convernos es un pequeño arroyo que recoge las aguas de escorrentía de las montañas situadas al noroeste de Carmona. Partiendo del arroyo, y a fin de no perder altura, se construyó un canal para desviar las aguas hacia una presa, situada al este del mismo, que las retenía. De la presa y a través de un tubo de hierro fundido de unos 30 centímetros de diámetro, precipitaba las aguas hacia la turbina. La longitud del tubo sería de unos 200 metros

En cuanto a la maquinaria, vamos a interpretar los planos disponibles. El inmueble disponía de tres niveles. En el subsuelo albergaba la entrada del agua, la turbina y la transmisión mediante poleas y correas de cuero. El segundo es la sala de trabajo propiamente dicha, donde se ubicaban los dos molinos y la dinamo. El tercer nivel, correspondía a la vivienda del propietario.    

 

Corte transversal de la instalación 

En este corte se aprecian los dos niveles de la industria. En la parte baja observamos la entrada del agua desde el embalse a través de una tubería forzada, dotada de  válvula de regulación apertura/cierre. También observamos la turbina, el desagüe de esta, una polea de grandes dimensiones enfrente de la turbina, varios juegos de correas y el eje del molino que mueven las piedras volanderas. En el segundo nivel vemos el molino y la dinamo que se movía mediante una correa que cruzaba el suelo del piso..

Planta baja: turbina y árbol de transmisión

En este dibujo de la planta baja vemos que la turbina tiene acopladas dos poleas. La de la derecha, a través de una correa, transmitía la fuerza a la dinamo que se encontraba en la parte superior, cruzando el suelo del primer piso.

La de la izquierda trasmitía la fuerza a una segunda polea, de grandes dimensiones, situada enfrente, que estaba acoplada a un árbol de transmisión de unos tres metros de longitud. En el extremo del árbol se ubicaba una segunda polea que a través de otra correa movía una tercera polea donde se acoplaba el eje que movía el molino. Según el dibujo no podían funcionar los dos molinos a la vez.

Planta superior: sala de máquinas

En este tercer dibujo, la planta de trabajo, observamos los aparejos de los dos molinos, la dinamo y el cuadro de regulación y control, así como las escaleras de subida a la vivienda y de bajada a la sala de transmisiones y de la turbina.

La turbina era de tipo Peltón de 8 CV y disponía de un sistema de Bypass, de tal manera que cuando funcionaba la fábrica de luz no lo hacía el molino y a la inversa.

La turbina Peltón original del sistema 

La dinamo era francesa de la casa General Electric Company, de Nancy, fundada en 1898.

Resto de la tubería forzada que alimentaba el sistema

Esta industria estuvo funcionando hasta principios de la década de los 70, fechas en las que el pueblo se incorporó al sistema de electrificación rural.

Actualmente el inmueble se ha rehabilitado como una instalación de turismo rural. 


martes, 13 de febrero de 2024

CUANDO EL CUERO MOVÍA EL MUNDO

 

El cuero ha tenido y sigue teniendo multitud de aplicaciones que todos conocemos. Sin embargo, existe una utilidad ya desaparecida que responde al título de esta entrada; las correas de transmisión.

Durante la primera revolución industrial en nuestro país finalizada en la primera mitad del siglo pasado –España acumulaba un retraso aproximado de unos 40 años respecto a los orígenes habidos en Gran Bretaña– las maquinas se movían mediante transmisiones con poleas de madera o metálicas y correas de cuero.

Vista de una transmision movida con correas de cuero.Fabrica de boinas La Encartada.Balmaseda  

Un sistema de transmisión por correa es un conjunto de dos poleas acopladas por medio de una correa con el fin de transmitir fuerzas y velocidades angulares entre árboles paralelos que se encuentran a una cierta distancia. La fuerza se transmite por efecto del rozamiento que ejerce la correa sobre la polea.

En consecuencia, debemos a este material la importancia de haber trasmitido la potencia de los motores a todo tipo de maquinas que fabricaban en serie los productos que necesitábamos. El título responde al logotipo de una tenería y fábrica de correas de transmisión que operó en la calle Calzadas Altas de Santander. Se llamaba Tenería Aguerre.

Carátula de la tenería y fabrica de correas Aguerre.Santander

La autorización para la instalación de la fábrica de correas de transmisión data de 1939, publicada en el Boletín de la Provincia del 9 de agosto de ese año. La curtidora ya estaba funcionando.

La sección la conformaban:

- Una máquina de troquelar cueros.

- Dos máquinas de rebajar y empalmar cuero.

- Dos prensas hidráulicas para pegar correas.

- Un bombo de curtir.

- Un bombo de engrasar y lavar.

- Una máquina de madera para hacer cordón de cuero.

- Una máquina de estirar, rectificar, enrollar y medir correas.

Todo ello alimentado con un motor de 10 HP, marca AEG. Es decir, un único motor era capaz de mover hasta diez maquinas a través de las poleas y las correas de cuero que transmitían la fuerza del motor. Las maquinas se movían a revoluciones diferentes y eso se conseguía con el oportuno cálculo de las poleas receptoras.

Según el documento que reproducimos a continuación tenía asignado un cupo anual de entre 2.500 a 3.000 centros o correas.

Documento donde solicita una certificación como fabricante de correas de transmisión
                         
Sabemos que Tenerías Aguerre fue un suministrador de correas de transmisión a la Naval y a Cenemesa en Reinosa, a Forjas de Buelna y a Nueva Montaña Quijano, a Corcho Hijos, a Real Compañía Asturiana, a Solvay y Cía. y a Hermanos Cossío – actual Textil Santanderina- de Cabezón de la Sal.

Vista parcial del taller mecánico de T. San Martín. Imagen capturada en  Historia grafica de astilleros de San Martín

Desconocemos hasta cuando estuvo abierta la empresa. Es muy posible que el cambio tecnológico referente a las correas de transmisión y su propia ubicación en pleno casco urbano, aunque fuese en un extremo de la ya poblada calle Alta, acabase por no facilitarle su continuidad muchos más años a partir de 1950.

viernes, 9 de febrero de 2024

CONSERVAS ORTIZ EN SAN VICENTE DE LA BARQUERA

 

Conservas Ortiz es una conocida empresa ondarrutarra, fabricante de conservas de pescado, de larga experiencia. Según su conseguida y bonita página Web https://www.conservasortiz.com/ , iniciaron la actividad en 1891 y a lo largo de este tiempo llegaron a tener dos factorías en Cantabria; en Santoña y en San Vicente de la Barquera. Nos ocuparemos de esta última.

Cabecera de Conservas Ortiz, donde aparecen las fabricas desde donde operaba

La factoría de San Vicente que todavía conserva el edificio original, se ubica en la carretera al faro, en el barrio de la Barquera y estuvo operativa al menos durante tres décadas entre 1950 y 1980. En esa época era normal que las buenas firmas conserveras dispusiesen de factorías desperdigadas por todo el litoral. A partir de 1970 se produjo un proceso de agrupación de empresas conserveras promovida por el ministro de Industria de aquel entonces, José María López de Letona.

Vista frontal de la fabrica 

En 1956, Conservas Ortiz S.L. decide legalizar la maquinaria de la factoría y cambiar la caldera. Tenía una extensa variedad de productos desde las salazones de anchoa, fileteado y conservación en aceite de la anchoa y fabricación de escabeches de bonito, chicharro y agujas, así como bonito en aceite.

Según el layout de la fábrica, esta disponía de:

        Una caldera de vapor alimentada con carbón.

-                Cinco pailas para freír pescado

-               Una cortadora de bonito

-                Una autoclave

-               Dos cocedoras de pescado.

-                Una pestañadora de pedal

-               Dos cerradoras de pedal

Layout de la fabrica de Ortiz , en San Vicente

La caldera era alimentada con carbón para lo cual disponía de un habitáculo para su almacenamiento y la chimenea tronco-piramidal para la salida de humos, que se conserva.

Chimenea de la fabrica. Imagen de: https://redpatrimonioindustrialcantabria.org/

Las materias primas que Conservas Ortiz requería en el año de 1956 eran las siguientes:

-             250 toneladas de pescado

-            90 toneladas de sal

-           10 toneladas de aceite

-           12 toneladas de hoja de lata

Con esta materia prima conseguía las siguientes conservas:

-              80 toneladas de salazón de anchoa en latas y barriles de madera.

-             15 toneladas de filetes de anchoa en aceite

-             70 toneladas de bonito en escabeche

-             10 toneladas de otras conservas

Estas conservas se obtenían con una plantilla de 34 trabajadores; 30 mujeres, 10 de ellas menores de 18 años y cuatro varones. La campaña era de unos 150 días –de abril a octubre– y el resto del año se ocupaba en la elaboración de los filetes de anchoa. Las conservas se comercializaban con las marcas: Ortiz y El Velero.

En la década siguiente, la de 1960, modernizaron la maquinaria acoplando motores de 1 CV a la cortadora de pescado, a la pestañadora y a las tres cerradoras de latas – incorporaron una tercera máquina- de marca Cenzano.

En los datos facilitados entre 1967 y 1970, descendieron considerablemente los niveles de pescado trabajado; 105,7 toneladas, bajando con ello las necesidades de sal, de aceite y de hoja de lata. En estos años producían anualmente 18 toneladas de filetes de anchoa, 17,6 toneladas de anchoas en salazón y 25,3 toneladas de bonito frito. También descendió considerablemente la plantilla que pasó a ser de 22 trabajadores; incluido un técnico y un administrativo.

Declaraban un consumo anual eléctrico de 2.000 kilovatios hora, que les suministraba Electra Bedón, SA. Estos consumos eran fundamentalmente de los cinco motores de 1 CV acoplados a las máquinas. El resto era trabajo manual realizado en jornadas de 8 horas de día.

Desconozco cuando Ortiz cerró la empresa. Es un enigma el que todavía se conserve el edificio industrial en medio del desarrollo urbanístico operado en la zona, en las últimas décadas.

Pase lo que pase con el inmueble, reivindico la supervivencia de la chimenea a modo de tótem, que recuerde el pasado conservero de San Vicente, donde llegaron a operar en el siglo XX una decena de fábricas, entre ellas una de la casa Albo. Queda dicho.