sábado, 31 de diciembre de 2016

DOS CANTABROS PROTAGONISTAS EN COLOMBIA

Esta entrada se la dedicamos a   Ramiro Varela, oriundo de Riclones, que fue ayudante y  discípulo del escultor Jesús Otero.

Dejando de lado a mi propio país, Colombia es el siguiente que más he vivido. Lo he hecho en algo más de cuatro años en dos periodos diferentes y he viajado al mismo algunas docenas de veces. Con esto quiero decir que tengo algún conocimiento sobre el mismo.

El primer protagonista fue el navegante y cartógrafo santoñes, Juan de la Cosa, que participó en el primer viaje de Colón, en 1492,  a bordo de su nao bautizada para la ocasión como la Santa María. Participó también en el segundo viaje, existen dudas sobre el tercero, para, a partir de aquí, realizar una serie de viajes por su cuenta en misiones especiales, hasta el último donde encontró la muerte en 1510, en la localidad colombiana de Turbaco, a veintitantos kilómetros de la actual Cartagena de Indias. Fue flechado por los indios yurbacos que controlaban la zona.

Juan de la Cosa, aparte de ser un excelente navegante, era un cartógrafo acreditado, siendo el autor del primer mapamundi, en donde por primera vez aparecen reflejadas las costas descubiertas de lo que hoy son  Brasil, Venezuela, Colombia, Panamá, Cuba como isla y las Antillas. Este pergamino está fechado en el 1.500 y el original se encuentra en el museo naval de Madrid.

Mosaico dedicado a nuestro paisano en  una plaza publica de Palos de la Frontera
Cuatrocientos cuarenta y dos años más tarde aparece el segundo protagonista, el patriarca de la escultura en Cantabria, Jesús Otero, que esculpió un conjunto, dedicado a Juan de la Cosa, que se exhibe en la plaza principal de Turbaco. Fechado en 1952, la inscripción de su base dice:

"El genio inmortal de la historia
lleva en sus alas por tierras y mares
el nombre y la fama de Juan de la Cosa
excelso marino, cartógrafo  insigne
que ofrendó a Colombia su vida
florón de gloriosas empresas navales."

Escultura de Jesús Otero,  dedicada a Juan de la Cosa, en Turbaco.
Jesús Otero que nos dejó en 1994 a los 86 años, es autor de una prolija obra escultórica en piedra que puede observarse en lugares públicos, edificios institucionales e iglesias. Santillana del Mar, lugar donde nació, alberga un museo que da su nombre, dedicado totalmente a su obra.

Imagen de Jesús Otero
Turbaco es también conocido por albergar en sus inmediaciones volcanes de lodo que Alexander Humboldt visitó en 1801 y que dejó inmortalizado en una lamina.


Humboldt en compañía de un indígena visitando los volcanes de lodo de Turbaco

Por último, la letra del himno de este municipio alude a nuestro paisano y sus compañeros de forma poco amable. Dice: 

"De la Cosa, Nicuesa y Oviedo
no encontraron en Turbaco su misión
porque hombres de flechas macanas
defendieron su heredad con pundonor
y aunque Heredia también lo asolara
este pueblo entre cenizas revivió
las mujeres y hombres turbaqueros
rehicieron lo que el odio destruyó."


P.D. Esta letra hace referencia a Pedro de Heredia, conquistador español y fundador de Cartagena de Indias, que en represalia por la muerte de Juan de la Cosa arrasó  Turbaco, destruyendo sus viviendas. 

martes, 13 de diciembre de 2016

COLORANTES UTILIZADOS PARA LAS PINTURAS CORPORALES INDÍGENAS

En la entrada anterior nos comprometíamos a abordar éste tema, como continuidad de la entrada sobre las pintaderas. Así que vamos a ello.

Los indígenas de la cuenca amazónica en todas sus vertientes, incluida la del Orinoco suelen utilizar en sus pinturas corporales dos tipos de colores; el rojo y el negro. 

El color rojo lo extraen de un arbusto denominado achiote –Bixa Orellana- también conocido como onoto. Es típico de las regiones intertropicales de América que es dónde se utiliza de forma genérica, incluso como colorante alimenticio.

Este arbusto de unos cuatro metros de altura, es fácil de trabajar ya que presenta sus ramificaciones a poca altura del suelo. El fruto es una  capsula roja de unos 4 centímetros de larga, dotada de pelos gruesos espinosos, que se abre por la mitad y que es donde se encuentran a cada parte las semillas de unos 5 mm de largo y que oscilan entre las 10 y las 50 unidades y que están recubiertas de una sustancia viscosa de color rojiza intensa.

Desde Centro América hasta el Perú es fácil encontrarlas en los mercados. En nuestra casa de Cantabria disponemos de algunos frutos y de frascos de semillas y además hemos podido teñir con ellas, consiguiendo  tonalidades  anaranjadas.


Para extraer el pigmento denominado annatto, las semillas deben remojarse y frotarse  entre sí.  Una vez extraído y retirado el resto de las semillas se cuecen para evaporar el agua y obtener el polvo colorante. Cuando están húmedas también  se suelen hacer una especie de pastillas o panes. Para su utilización en las pinturas corporales se requiere remojarlas de nuevo para poder impregnar las pintaderas. 

Diagrama de la preparación del colorante
El color negro se obtiene también de una fruta del árbol conocido como huito –genipa americana- también llamado jagua o caruto. Es propio de las selvas de la franja intertropical americana. En este caso en árbol es de mayor porte, pudiendo llegar hasta los 20 metros de altura.

El fruto es una  baya  del tamaño de un limón, de piel escabrosa que se utiliza en su fase inmadura para obtener un jugo que siendo inicialmente claro se torna azul oscuro, casi negro, por un proceso de oxidación.

En el año 2007 pasamos unos días en la Amazonía Colombiana, concretamente en Puerto Nariño, ochenta kilómetros río arriba desde Leticia. Uno de los días acompañamos a unas indígenas lugareñas a la selva donde, entre otras cosas, nos dieron a conocer el fruto del  huito y su forma de trabajarlo. 

Los indígenas rayan los frutos y lo mezclan con polvo obtenido del carbón de madera para así potenciar el color negro.

Diagrama de preparación del colorante
Ambos colorantes temporales pueden añadirles alguna resina de algún árbol,  para mantener blandos los pigmentos.

Por último traemos la huella de una pintadera e´ñepa, que el Gobierno Venezolano utiliza como logotipo oficial de su Ministerio de Cultura. Representan las figuras de una rana y de un perro vistos de derecha a izquierda.

Huella de pintadera utilizada como logotipo por el Gobierno Venezolano  para su Ministerio de Cultura


jueves, 8 de diciembre de 2016

LAS PINTADERAS E´ÑEPA


El año 1998 y el siguiente, por motivos laborales, residí en Venezuela. Los dos años anteriores y por la misma causa lo hice en Colombia. En éste último país y por razones de seguridad en aquella época, teníamos prohibido salir de las ciudades dónde residíamos, en este caso Medellín, y cuando lo hacíamos teníamos que ir escoltados. Así que, durante mi estancia en Venezuela, pude desquitarme de la falta de movilidad del vecino país.

Venezuela es un país con una gran variedad de ecosistemas que determinan igualmente una diversidad  paisajística asombrosa. De esta manera me propuse conocerla bien y recorrí los parques y bastantes playas del litoral venezolano, desde la península de Paraguana hasta Cumaná, incluidos los Roques, visité las montañas andinas y los páramos que circundan Mérida, visité los Llanos alojándome en el Hato La Trinidad,de Arauca, donde se encuentra la tumba de Francisca Vázquez, más conocida como Doña Bárbara. También cruce la gran sabana para adentrarme en Brasil a través de Santa Elena del Uairén  y visité la Orinoquía, utilizando como base Puerto Ayacucho. 

Desde esta ultima pude tener acceso a algunas comunidades indígenas del medio Orinoco, donde aparte de ver y aprender sus formas de vida, me permitió adquirir elementos originales de su vida cotidiana. Así es como conservamos macanas, guapas, carcajs, yoperas, palos ígneos para hacer fuego, catumares, escofinas de quijada de báquiro, bancos ceremoniales, ruecas, maracas shamanicas, puntas de flecha, guayucos, ruecas para hilar algodón, collares, mascaras  y pintaderas e´ñepa.


Pintaderas E´ñepa de la colección


Los e´ñepa o panare son una de las etnias de la cuenca del Orinoco que actualmente habitan el municipio de Cedeño, en el Estado de Bolívar de Venezuela.


Fueron descritos por primera vez por Agustín Codazzi a mediados del siglo XIX  y son conocidos como los decoradores del cuerpo, por sus costumbre de pintarse los cuerpos con unos sellos previamente elaborados. 

La costumbre de pintarse el cuerpo de algunas etnias nos refiere a prácticas sociales como el rango, la edad, el género o condición y además van más allá del adorno, adentrándose en los confines de la magia, siendo propiciadora de la agricultura, la caza, la pesca, la recolección, también protege del  ataque de los felinos, de la mordedura de la serpiente y forma parte del poder chamánico, en su lucha contra la enfermedad y la muerte.

Las pintaderas e´ñepa se elaboran con madera del árbol del jobo -Spondias mombin- que es una madera muy liviana, de muy baja densidad, parecida al balso y fácil de trabajar. Estas pintaderas o sellos se trabajan a navaja y contienen los más variados diseños, formas y tamaños. La práctica de pintarse se realiza durante toda la vida. A los niños se les pintan las manos y pies.

Suelen ser diseños geométricos con los que se pintan todo el cuerpo. Los de las mujeres suelen ser cilíndricos mientras que para los hombres se reservan los rectangulares, cuadrados y cónicos. 


Infografía sobre la elaboración de las pintaderas, motivos   y formas de pintarse
Este tipo de pintura decorativa es diferente a la pintura corporal de carácter medicinal para proteger el cuerpo de las picaduras de los insectos y de los rayos del sol.

Como colorantes y para el color rojo se utiliza el achiotebixa Orellana- también conocido como onoto, mientras que para el negro se utiliza el huitogenipa americana- acreditado también como caruto o jagua.

Obtener el tinte para poder pintarse exige un proceso con ambos productos vegetales que me propongo explicar en la siguiente entrada.

sábado, 3 de diciembre de 2016

LA PRECOCIDAD DE LA CURUBA (Passiflora mollissima)

En anteriores entradas habíamos escrito que estábamos haciendo pruebas en Cades con una serie de semillas de frutales andinos, adquiridas en la empresa Semicol S.A. de Bogotá. www.semicol.co.

También habíamos dicho que producida nuestra vuelta a finales de abril, los primeros semilleros los hicimos a mediados de mayo y que una vez las plántulas habían alcanzado los 15 centímetros de altitud, las pasamos a tierra. Estamos hablando de la curuba y esto se produjo a finales de julio.


Pues bien, en la primera espaldera que montamos con una docena de plántulas, éstas ya han crecido por encima del alambre superior y están empezando a dar las primeras flores, preámbulo de sus correspondientes frutos. Es decir nos encontramos ante unas semillas que vertidas en tierra florecen a los 6 meses y dar sus frutos una especie de pepinos de 12 x 4 cm en unos ocho. ¡Qué precocidad! ¡Qué generosidad!

Noviembre del 2016. Mosaico de flores y capullos en Cades
Las flores son axilares, solitarias y péndulas. Los pedúnculos de entre  3 y 10 cm de largo, son de color rosa. Como todas las pasifloras son tan atractivas que mucha gente las planta más por tener acceso a sus flores que a los frutos.

Fruto de la curuba maduro
Sorprende que florezcan en nuestro invierno, pero su hábitat natural en sus latitudes andinas, oscila entre los 1.800 y los 3.200 metros,  casi en la franja baja de las alturas parameras.

¡Bienvenida la curuba en Cades!