lunes, 26 de junio de 2017

MURAL DEDICADO AL MAÍZ

En días pasados elaboramos en nuestra casa de Cades un mural dedicado al maíz. Ha sido posible debido a un par de circunstancias concatenadas que nos animaron a ello. De un lado,  disponíamos de un depósito de 2.000 litros fuera de servicio que no sabíamos que hacer con él. Fue en su día un depósito intermedio para guardar agua cuando llegamos al pueblo, en 1989. Como residíamos alejados del casco del pueblo, teníamos que dotarnos de agua que recogíamos de una riega próxima a Otero. El depósito tiene un diámetro de 1,80m. x 1,60m. de altura. 

Del otro, siendo Año Santo Lebaniego, algunos peregrinos en su llegada a Cades y de forma alternativa pasan por delante de nuestra casa. Así es como en los últimos meses estamos viendo numerosos caminantes  que esperan finalizar la etapa en nuestro pueblo, donde disponen de albergue. Como solemos charlar con ellos nos enteramos que la mayoría son españoles de fuera de Cantabria y el resto extranjeros.

En la tarea
De esta manera decidimos dar utilidad a un estorbo -lo tenemos a un lado de la carretera, junto a la fosa séptica-  y de otro rendíamos un homenaje al maíz. El mural consta de dos especies de cenefas desiguales, ubicadas en la parte superior e inferior del depósito, en las que se representan mazorcas. En la parte central recogemos una cita textual del erudito español, el monje benedictino Fray Martín Sarmiento. Criado en Galicia sabía muy bien lo que representaba la llegada del maíz a España, sobre todo en las comunidades de  clima atlántico, donde los cereales panificables eran escasos y de bajo rendimiento.

La cita decía: “más útil ha sido para España la primera espiga de maíz, que se ha traído de América para ser sembrada, que todo el cerro de Potosí”. La cita no puede ser más didáctica  e instructiva.

Desarrollo del mural en tres tomas. Total 4m2 de mural 
El cerro rico de Potosí es una montaña andina de 4.8000 metros de altitud, ubicado en la ciudad del mismo nombre, en Bolivia, que durante la colonia española fue explotado por sus abundantes vetas de mineral de plata.

Según el escritor uruguayo Eduardo Galeano, en los tres siglos que duró la explotación del cerro se extrajeron unos 60.000 millones de toneladas de mineral, que serían materia prima suficiente, para construir un puente entre Potosí y Madrid.

No se conoce muy bien las cantidades de plata que el cerro proporcionó a la corona española, pero algunos autores sostienen que en Potosí se produjo el 80% del total de la plata que se extrajo en el Perú y el 50% de toda la que se obtuvo en el mundo a finales del siglo XVI. La propia ciudad disponía de una ceca para la acuñación de monedas de plata, que fundada en 1574, estuvo en funcionamiento hasta 1825.

Mural y el camino lebaniego

domingo, 11 de junio de 2017

HA MUERTO MIGUEL ÁNGEL CAMPO

El pasado día 7 murió Miguel Ángel Campo. Deliberadamente he dejado  pasar unos días para que el dolor producido por esta pérdida inesperada -murió de un infarto- no afectase a este recordatorio.

Para conocer a Miguel hay que situarlo en el entorno de dónde provenía. Efectivamente los padres eran de Tresviso, un pueblo aislado en los Picos de Europa  hasta bien avanzado la segunda mitad del siglo pasado y que cualquier gestión debía hacerse a través de Urdón, en el desfiladero de la Hermida. Quiero decir que los enfermos se bajaban en parihuelas hasta la carretera. Este aislamiento propició relaciones endogámicas entre sus vecinos. Existían un par o tres de apellidos que se repetían constantemente. De hecho los padres de Miguel eran primos.

Además, Tresviso, precisamente por su ubicación jugaba un papel fundamental en el apoyo a los integrantes de la guerrilla -brigada Machado- donde algunos familiares de Miguel murieron defendiendo la legalidad republicana y otros pudieron exiliarse en Francia. En la década de los 40 se instaló en el pueblo un cuartel de la Guardia Civil para combatirla. Aparte de controlar de forma diaria las despensas de las casas, se hartaron de dar palizas a los vecinos, que les suponían auxiliadores o simpatizantes de la guerrilla.

En esa situación sus padres deciden trasladarse a vivir a Torrelavega, donde en 1947 nace Miguel. A pesar del traslado, su padre era detenido con carácter preventivo cada vez que Franco visitaba Cantabria. Así y todo Miguel conservaba muchos familiares en Tresviso: era primo del actual alcalde socialista, Javier Campo, con el que tenía un parecido físico asombroso. Parecían hermanos.

En este contexto se afilia muy pronto al Partido Comunista de España- PCE- y en lo sindical a CCOO. Empieza a trabajar en la fábrica de cables de Stándard Eléctrica, en Maliaño. Provenía de la División de Instalaciones de la misma empresa. Por mi parte entré a trabajar en la misma empresa, en 1972.

Recuerdo a Miguel en la clandestinidad haciendo proselitismo para vincular gente a la comisión obrera, cobrando cuotas del sindicato, ganando adeptos para la causa y organizando el futuro sindicato. Nos presentamos a enlaces sindicales en las últimas elecciones sindicales del vertical, en 1975,  dentro de la  estrategia del PCE de infiltrase en ése órgano franquista. Hacíamos reuniones clandestinas en pisos, algunas de ellas en mi antigua casa del grupo Miralmar.

En la puerta de nuestra casa en Cades. Año 2006. La foto es de Manolo de Cos
A partir de aquí ya solo he conocido a Miguel haciendo sindicalismo en la empresa, bien en el comité de empresa o en la sección sindical. Además fue miembro durante varios periodos congresuales de la Comisión Ejecutiva de la Federación del Metal, del Consejo Federal del Metal  Estatal, miembro de la Ejecutiva y del Consejo de la Unión Regional y por sus características  -un hombre pausado, justo y ecuánime- formó parte de las Comisiones Estatales de Garantías y Control de CCOO, una especie de tribunales internos que interpretan los estatutos, en caso de conflictos internos.

Standard Eléctrica, posteriormente Alcatel, era una empresa con media docena de factorías repartidas por España, que controlaba y dominaba la tecnología del sector de las comunicaciones a nivel mundial. España y buena parte del continente Sudamericano deben su desarrollo telefónico a esta empresa, ubicada en nuestro país. Trabajábamos en ellas más de 20.000 personas.

A partir de la década de los 80, los cambios tecnológicos en el sector eran tan profundos que podrían llevarse por delante miles de trabajadores. Por ejemplo, en Maliaño, la llegada de la tecnología de la fibra óptica significaba la desaparición de los cables coaxiales, los interurbanos de cuadretes y los aislamientos del cobre mediante  papel o pulpa de madera, así como las cubiertas de plomo, que daban ocupación a cientos de trabajadores.

Afrontar estos problemas desde el punto de vista sindical pasaban por escalonar la implantación de la tecnología, asegurar inversiones industriales que garantizasen la continuidad de la factoría, evitar despidos, reducir en número de excedentes, conseguir la voluntariedad de los mismos y darles  protección económica y social a los mismos. Esto se conseguía con muchas movilizaciones y firmeza en la mesa de negociaciones. Fueron tiempos difíciles que de forma intermitente  duraron dos décadas.

Afortunadamente, Standard-Alcatel ha sido cuna de buenos sindicalistas que afrontaron este proceso desde mi punto de vista con éxito. Miguel, junto a  otros compañeros -incluida María, su mujer, que se movía sindicalmente entre más de 200 mujeres del departamento de cordones telefónicos, donde trabajaba- no desfallecieron jamás.

Miguel sufrió la  crisis del PCE de mitad de los 80, transitó al lado de Santiago Carrillo por la Mesa de la Unidad de los Comunistas, hasta la constitución del Partido de los Trabajadores. Precisamente el fracaso de este último partido, en el que no fuimos capaces de llevar a Santiago al Parlamento Europeo, se decidió su disolución y entrada en el PSOE. Yo acompañe este proceso pero no entré al partido socialista hasta años más tarde, haciéndolo en Madrid.

En la parte alta. Mitín de Pedro Sánchez en Torrelavega del 13 de junio del pasado año
Paradójicamente la faceta más publica de Miguel en el PSOE de Cantabria, es la que menos conozco. Alcatel me envía a Sudamérica  en enero de 1996 y desde esa fecha no volví a pisar la fábrica, ni a residir regularmente en Cantabria, hasta mediados del pasado año, que volví de Colombia; he vivido fuera, en diversos países y en Madrid.

Fue concejal en el Ayuntamiento de Santander y sobre todo conociendo su capacidad de trabajo y su cabeza tan ordenada -Miguel era un programador informático desde la década de los 70- estoy seguro que habrá hecho grandes servicios al partido sobre todo en temas organizativos.

Como nos decía María, cuando la visitamos el pasado viernes, a Miguel muchos le echaremos demasiado de menos. 

domingo, 4 de junio de 2017

HOMENAJE EN BEJES A LA BRIGADA MACHADO

Ayer asistimos al homenaje que anualmente se hace a los integrantes de la brigada Machado, es decir a aquellos maquis, vivos o muertos, que combatieron a la dictadura franquista desde las montañas, hasta 1957. Se hace ante el monumento levantado ex profeso en Bejes, en el 2008, por uno de ellos, fallecido en el 2012, Jesús de Cos Borbolla.

Nuestra presencia servía también para poder dar un abrazo a nuestro amigo Manuel de Cos, hermano de Jesús, que en ese tiempo también ejerció como enlace de la guerrilla y que hacía un año que no veíamos. Todavía tiene el coraje y la determinación para asistir desde Madrid a estos actos, a sus 97 años, en apoyo de la memoria histórica.

Hermanos De Cos. Maximiliano y Manolo: 192 años atesoran entre los dos

Efectivamente nos encontramos hace un año en Rábago, a nuestra vuelta de Colombia y nos abrazamos efusivamente. Interpretábamos que Manolo se alegraba de vernos después de pensar que si prolongábamos mucho nuestra estancia en aquel país, no nos volveríamos a ver más. Después hemos intentado varias veces, vía telefónica, quedar nuevamente en el valle del Nansa, pero su salud se lo ha impedido.

A Manolo lo conocí en la segunda mitad de la década de los 70. Yo veraneaba con mi familia en Puente el Arrudo y el venía por los veranos también a Rábago, ya que su mujer regentaba un kiosco en la playa La Franca, en el municipio de Ribadedeva. Sintonizamos muy pronto ya que ambos, en aquel tiempo, militábamos en el Partido Comunista de España -PCE-.

Así es como nos tocó en aquellos años hacer las campañas electorales del partido comunista, desde pegar los carteles hasta dar los mítines. La propaganda electoral la fijábamos en los arboles de la carretera a lo largo de todo el valle y los mítines los dábamos preferentemente  en Cosío y en Celis. En este último lugar, Memes nos dejaba el salón  baile que regentaba, enfrente de su tienda y conseguíamos llenarlo con 50 o 60 personas. Luego nos votaban bastantes menos. Manolo se las ingeniaba para hacer pasar por el valle líderes de la talla de Ambrosio San Sebastián. Emilio de Mier, Nicolás Sartorius o Cesar Llamazares, a pesar de que el valle era un distrito electoral, desde el punto de vista demográfico, muy pequeño.

Una de las placas del monumento
Por aquel entonces conocí su tienda herbolario de la calle Jesús y María en Madrid, donde recuerdo almacenaba los productos que comercializaba en sacos y su casa encima de la tienda. Me llevó algunas veces al viejo caserón del Club Amigos de la Unesco de Madrid, del cual formaba parte de la junta directiva. Este club que se entraba por la calle donde vivía Manolo, la fachada principal daba a la Plaza Tirso de Molina, era un hervidero cultural en defensa y profundización del sistema democrático.

Un momento del homenaje
En los años de la transición política por mis responsabilidades sindicales viajaba mucho a Madrid, encontrándome a Manolo con frecuencia en actos públicos, congresos del PCE o de CCOO o en diversas manifestaciones. El con su cámara al hombro dejando constancia de lo que pasaba. Hoy las fotos y los vídeos de Manolo se archivan en importantes instituciones: desde las fundaciones del PCE y de CCOO, hasta el Archivo Provincial de Cantabria, archivos de la Consejería de Cultura del Gobierno Cántabro, hasta los de la  Fundación Botín, pasando por los de la Biblioteca Nacional, de Madrid.

En fin, estos cuarenta años transcurridos nos darían para llenar unas cuantas páginas más. Hemos hecho muchas cosas juntos. En todo ese tiempo hemos disfrutado de la leal amistad y el cariño de Manolo. Así que no nos queda más que desearle larga vida.