domingo, 18 de diciembre de 2011

¿SE SIGUE COMIENDO MAÍZ EN LAS ZONAS RURALES?


La introducción de los maíces híbridos en los años 70 del pasado siglo supuso, por su mayor productividad, la práctica desaparición de las variedades tradicionales de maíces en Cantabria. Con ello también fueron  desapareciendo los molinos de los pueblos. 
 
Desde hace años y en la actualidad, es muy difícil encontrar  harinas de maíz procedentes de maíces tradicionales  de una buena calidad. La demanda de harina de maíz por parte de panaderos y consumidores de Cantabria, se está cubriendo, en su mayor parte, con harinas procedentes de variedades híbridas, de procedencia asturiana. 
 
Sin embargo, entre los vecinos del  valle del Nansa -  que cada vez son menos-  todavía no se ha perdido la costumbre de comerse unos buenos tortos fritos de harina de maíz, unos boronos por la matanza o unas tortas echadas en la plancha.  

 
El mejor ejemplo de lo que decimos es Cades, pueblo en que residimos 78 vecinos y  donde todavía se siembran en su vega 28 parcelas de maíz, de las cuales 8 son de variedades comestibles.
 
Fuente: "Reconocimiento y puesta en valor del cultivo del maíz tradicional en el Valle del Nansa", de Jairo Cortijo. Inédito.

Conocemos que entre vecinos se pasan la harina y otros la compran en el mercado local. Esta realidad de Cades es transferible a otros pueblos del valle, llámense La Cotera , Celis u Obeso en Rionansa, Burió o La Fuente en Lamason, Bielba o Camijanes en Herrerías o Sarceda en Tudanca.
 
Si tenemos que dar una contestación a la pregunta que nos hacemos, la respuesta debe ser que todavía no se ha perdido el hábito de sembrar maíz comestible en el valle del Nansa.


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