INTRODUCCIÓN
Se van a
cumplir cuarenta años de la desaparición de un elemento del paisaje portuario
de Santander. Se trataba de la conocida popularmente como la TOLVA, ubicada en
el espigón sur de dársena de Molnedo, más conocida como Puertochico.
En realidad,
eran dos tolvas donde los camiones cargaban arena de playa extraída del Puntal,
para solventar las necesidades acuciantes de este elemento en la reconstrucción
de Santander, tras el incendio de 1941.
Algunas opiniones
actuales se manifiestan en la necesidad de haberlas conservado, una vez
finalizada la concesión, como un elemento más de ese paisaje. Es un debate
estéril puesto que ya no tiene solución.
Lo que si
tiene solución es escribir algo de la historia de la empresa propietaria de las
tolvas y de su explotación.
Vista de las tolvas. Imagen de Cantabria y Santander en el recuerdo |
BREVE HISTORIA DE LAS TOLVAS.
Las
necesidades de materiales de construcción para la reconstrucción de la ciudad
de Santander, tras el incendio de 1941, fueron considerables, hasta tal punto
que existe constancia de la fuerte ampliación y modernización de las tejeras
existentes en la época, para proveer de ladrillos y tejas al mercado. Nos
referimos a la tejera de Trascueto, en Revilla de Camargo, a La Covadonga en
Muriedas o a La Nueva, en Sarón. Las tres están cerradas.
Para la
elaboración de morteros, los albañiles usan una mezcla de arena, cemento
Portland que hace de aglutinante y agua. Además, por cada parte de cemento se
incorporan de 4 a 6 partes de arena. O. lo que es lo mismo, la arena es el
componente mayoritario en la elaboración de un mortero.
En esta
tesitura alguien debió pensar que la arena estaba en las playas y solicitó una
concesión de explotación de esa arena. Ese alguien fue un médico de
Torrelavega, Emilio Bedia Trueba, que trabajaba como traumatólogo en el
sanatorio del Carmen de esa ciudad, aunque residía en Santander, en la calle
Becedo.
Membrete de las cartas de la sociedad LA TOLVA |
La
autorización de construcción de las tolvas y explotación de la arena, fue
otorgada por el Ministerio de Obras Públicas y publicado en el BOE de 21de mayo
de 1946. Básicamente esa autorización recogía los siguientes apartados
- Las obras empezarían al mes de
la autorización y el plazo de ejecución de las mismas sería de 8 meses.
- Se aprobaba el proyecto constructivo de las tolvas realizado
por el ingeniero de caminos Agustín Presmanes de la Vega, confeccionado el año
anterior.
- El concesionario debería pagar a la Junta de Obras del
Puerto de Santander un canon anual de 25 pesetas por metro cuadrado de
ocupación de muelle. Este canon se revisaría año a año.
- El concesionario en concepto de derechos de paso
de la mercancía por el muelle, debería pagar un canon de 0,50 pesetas por m3 de
arena que pasase por la tolva. Este canon sería revisable año a año.
- La concesión se entendía
otorgada a título precario por un plazo ilimitado.
El periodo de
ejecución de las mismas se fue retrasando mediante las oportunas
autorizaciones, siendo la última la del 19 de febrero de 1950.
Las oficinas
de la explotación se ubicaron en la calle Remedios no 4 de Santander,
casualmente al lado de las instalaciones de LOSTAL en la ciudad. Lostal tenía
una fábrica de prefabricados en la Avenida Candina, asi que nos imaginamos
que sería un buen cliente de la sociedad La Tolva.
Sello de caucho de la sociedad La Tolva |
Las tolvas en
su parte superior llevaban incorporada una grúa de 14 HP de potencia compuesta
por dos motores eléctricos El primero de 10 HP para elevar la arena de las
gabarras a la tolva y el segundo motor de 4 HP para efectuar el giro de la grúa
para introducirlo en las tolvas.
La grúa
disponía de una cuchara automática para recoger la arena y su utilización
diaria de descarga era de unos 100 m3 de arena. Disponía de tres gabarras, de
algo más de 30 m3 de capacidad cada una, que eran descargadas diariamente en
los tiempos que las pleamares lo permitían. De esta manera los consumos
eléctricos eran bastante más reducidos.
Se estimaba un
consumo diario de energía de 20 KW, que debía suministrarles la Electra de
Viesgo, S.A.
Publicación en el B.O.E. Año 1946 |
En
consecuencia, el circuito de esta actividad empresarial era bastante simple.
Las tres gabarras se cargaban diariamente con arena de la playa del Puntal, que
trasladaban hasta el costado de la tolva para su descarga. Mientras tanto los
camiones, como el que aparece en la fotografía, eran cargados por el sistema de
gravedad mediante la apertura manual de una compuerta.
La arena
estaba literalmente empapada. En mis años de juventud recuerdo los chorretones
de agua que se escapaban por las compuertas de carga de las tolvas y los que
soltaban los camiones, una vez cargados, por los extremos de la
caja.
Como
toda actividad marítima que se precie, las mareas, como gran parte de las
actividades ligadas a la mar, serían los que les marcarían los ritmos e incluso
los horarios.
Sabemos que la
grúa se averió muy pronto y tuvieron que cambiarla en 1952 por otra de más
potencia, que es la que aparece en las imágenes. El nuevo motor de 20 HP era de
marca GEAL.
REFLEXIÓN FINAL
Hoy con los
conocimientos que disponemos nadie haría un mortero con arena de playa por el
salitre del mar que contiene. El salitre absorbe el agua y es el responsable de
las humedades que aparecen en fachadas exteriores e interiores de viviendas,
construidas en esa época.
Quiero decir que por
décadas hemos estado utilizando un componente inadecuado en nuestras
construcciones, sin que nadie nos advirtiera de las consecuencias.
La tolva estuvo
operativa hasta la década de 1980 y me supongo que su cierre tuvo que ver con
nuestro mejor conocimiento que determinó el final de la instalación por
ausencia de demanda.
BIBLIOGRAFÍA
- La imagen ha sido
capturada del Facebook: Cantabria y Santander en el recuerdo. A ellos le
pertenece.
- El resto de la
información pertenece al Fondo de Industria, Sección de bajas. Caja 143.
Expediente 2363, del Archivo Histórico Provincial de Cantabria.
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