domingo, 26 de mayo de 2024

TALLERES FIGUEROA. SANTANDER/MALIAÑO

 

Pasada la mitad del siglo pasado existió un taller, inicialmente en Santander, para posteriormente trasladarse a Maliaño, a la entrada del polígono La Cerrada. Su propietario Román Sánchez Pacheco era todo un experto en manipulación de gases, en calefacción y en refrigeración.

Cuando en 1957 registra su marca en el Boletín Oficial de la Propiedad Industrial, describe cuáles serán sus fabricados: generadores de acetileno, generadores de gas, aspiradores para gasógenos, gasificadores, gasómetros, hornos industriales e instalaciones productoras de gas para vehículos.

Logotipo de talleres Figueroa 

Personalmente recuerdo que en las instalaciones de Maliaño  tenían un expositor en la primera planta, que daba a la autopista S-10, donde tenía expuestas máquinas de su producción: gasómetros, generadores de acetileno… Corría la década de 1970.

A este taller se deben los registros de importantes patentes. Citaremos algunas:

- Un sistema de niveles para la obtención automática de gases a presión regulada. Boletín Oficial de la Propiedad Industrial –BOPI- 1581.Año 1953.

- Una estufa productora de aire caliente. BOPI 1683. Año 1957.

Esquema de estufa del aire caliente patentada por T.Figueroa

- Grupo refrigerador por aire forzado. BOPI 1887-T2. Año 1965.

- Perfeccionamiento en las calderas para el calentamiento y/o recalentamiento de fluidos. BOPI 2022. Año 1971.

- Caperuza para chimeneas. BOPI 2147-T2. Año 1976.

Esquema de la caperuza para chimeneas, patentada por T.Figueroa 

- Perfeccionamiento en los equipos de aire acondicionado para grandes caudales de aire. BOPI 2157. Año 1977.

El taller contenía las herramientas propias de una buena calderería: cizallas, sierras de disco, cilindros para curvar chapa, tornos, fresas, esmeriles, limadoras, equipos de soldadura, taladros y un horno para fundir latón y bronce.

Su producto estrella eran los generadores de acetileno, que declaraba fabricar 118 unidades al año, que vendía a unas 4.000 pesetas unidad, de 1964. Los generadores de acetileno eran unos aparatos para producir ese gas a partir de la reacción del carburo de calcio con el agua. Tenía una plantilla de media de una docena de trabajadores y facturaba casi dos millones de pesetas al año.

Estos generadores podían ser transportables y su rendimiento era de hasta de 3.000 litros de acetileno por hora. Se empleaban durante la soldadura oxiacetilénica, mediante un soplete que utiliza oxígeno como comburente y acetileno como combustible, el cual es capaz de soportar temperaturas superiores a los 3100 °C.Estos equipos entran en crisis cuando el acetileno empieza a distribuirse comercialmente  en los cilindros de acero, tal como los conocemos actualmente.

Todos los equipos de Talleres Figueroa debían acompañarse del oportuno certificado, que expedía la Delegación de Industria de Santander, cuyos técnicos debían desplazarse al taller, para someter a cada equipo a los requerimientos que ofrecía el fabricante en sus especificaciones técnicas. Los equipos se les asignaba la chapa correspondiente que se incorporaba a la máquina, que contenía el número de serie, modelo y características del mismo.


           Carta dirigida a la Delegación de Industria, para homologar 21 generadores de acetileno 

El museo del Ferrocarril de Ponferrada https://www.ponferrada.org/turismo/es/museos/museo-ferrocarril custodia un gasómetro de Figueroa de muy buena factura, que aparece numerado con el 296.

Gasómetro de T.Figueroa, expuesto en el museo del ferrocarril de Ponferrada 

En 1969, la sociedad inicial pasa a denominarse: Figueroa. Acondicionamiento de Aire, S.A. A partir de aquí, tal como vemos en la patente registradas, se centra en el la fabricación de equipos de aire acondicionado.

Cambio de sociedad de nuevo menbrete de T. Figueroa. 1969

Creemos que cierra  en la década de los 80, sin que conozcamos las causas que determinaron el cese de las actividades.


BIBLIOGRAFÍA.

-         BOPI HISTÓRICO. Búsquedas en https://spain.iprgazettes.org/

 

-      Archivo Histórico Provincial de Santander. Fondo de Industria. Historiales. Caja 215. Expediente 460.


lunes, 20 de mayo de 2024

FÁBRICA DE MONDADIENTES "POLAR" EN MALIAÑO

 

En 1927 fue creada una fábrica de mondadientes en la antigua calle Héroes de Navarra nº 2 de Maliaño. Su fundador fue Manuel de Vierna Serna, aunque una parte del tiempo estuvo dirigida por su hijo Manuel de Vierna Hazas. El taller tenía 1200 m2 de los cuales 800 eran cubiertos.

Para la fabricación utilizaba madera de chopo, unos 300 m3 anuales, para fabricar unos 830.000 estuches como el que aparece en la imagen. Se conocían estos mondadientes con la marca  POLAR.

Portada del estuche de mondadientes

Su parque de maquinaria constaba básicamente de:

-       Una desenrrolladora de los troncos

-       Dos cortadoras de tiras de madera.

-       Tres pulidoras

-       Una cepilladora – biseladora

-       Una máquina de afilar.

-       Un calentador de aire con cámara de secado

-       Mesas, útiles y herramientas menudas.

Disponía de una plantilla de 19 trabajadores entre técnicos, administrativos y personal obrero.

Aunque su producto estrella eran los mondadientes, se atrevían con otro tipo de fabricados, utilizando el parque de maquinaria disponible. Por ejemplo, se conoce que al Distrito Forestal de Santander le proveían de láminas de madera para la confección de tiestos. O la fabricación de mangos de madera de diversas secciones para los fabricantes de caramelos.

Layout de la fábrica de mondadientes. Año 1969

Aunque los mondadientes tenían prestigio, llegaron a exportarlos fuera de nuestras fronteras, la humildad del utensilio hacía que con el aumento de nuestro nivel de vida lo dejaríamos de utilizar paulatinamente.  Lo empiezan a notar en la década de los 60 y a finales de la misma proponen a la Delegación de Industria, la fabricación de los mismos productos, pero en PVC.

Para ello adquieren una extrusora de marca Amut dotada de un motor de 10 CV, para una capacidad de extrusión de 20 kg/hora, que mediante el oportuno de cambio de útiles se pueden conseguir los perfiles deseados. La inversión prevista alcanzaba las 750.000 pesetas del año 1969 y el consumo inicial de cloruro de polivinilo se estimaba en 42 toneladas/año.

Con esta inversión se estimaban unas ventas anuales, tanto de los productos fabricados en madera, como los elaborados en PVC, de 4, 5 millones de pesetas.

Creo que la fábrica cerró a principios de los 80. En su lugar se construyó el edificio Victoria, que hace esquina entre la Avenida de Bilbao y la calle Plaza de la Constitución, en dirección Astillero, que es la nueva denominación de la antigua calle Héroes de Navarra.

Edificio actual Victoria que reemplazó a la fabrica de mondadientes.


BIBLIOGRAFÍA. Archivo Histórico Provincial de Santander. Fondo de Industria. Sección de bajas. Caja 230. Expediente nº 7.

 

martes, 7 de mayo de 2024

TALLERES FERNÁNDEZ CEBALLOS DE SANTANDER

 

Hace unos días nos llegaba una consulta a los miembros de la Red de Patrimonio industrial de Cantabria, https://redpatrimonioindustrialcantabria.org/ , sobre una apisonadora que mantiene el departamento de Conservación de carreteras de Teruel, dependiente del Ministerio de Fomento y que porta una placa con la inscripción siguiente: MAQUINARIA. AFC. SANTANDER.

Apisonadora construida por talleres Ceballos

La duda nos la resolvió muy pronto el profesor de la Universidad de Cantabria y experto en Patrimonio Industrial, Gerardo Cueto Alonso. Esa maquina podía haber sido fabricada por los talleres de Ángel Fernández Ceballos – TAFC-. Revisando su portafolio de fabricados no nos ofreció duda alguna. TAFC fabricaba turbinas hidráulicas, machacadoras, cabestrantes, grúas, material para ferrocarriles y para el sector ferroviario  y también trabajaba para el sector naval. Disponía de hornos para fundir bronce y hierro.

Conociendo que, en Cantabria únicamente un par de empresas: Corcho Hijos y Talleres de Astillero, eran capaces de fabricar artefactos de ese tipo, ¿quién era el TAFC?

Conocemos que antes de 1938 estuvo instalado en la calle San Fernando nº 4, junto a la fábrica de cervezas. En aquel tiempo, tal como nos relata J. Simón Cabarga, en Santander en la historia de sus calles, en esa dirección ya existía anteriormente la famosa fundición de Colongues Klint, que San Fernando era más una carretera que una calle y que representaba la antesala industrial de la ciudad.

En ese emplazamiento el TAFC ya disponía de un taller de fundición dotado de un horno de fundición basculante para bronce de 300 Kg. de capacidad, dos hornos para hierro de 700 y 2.000 Kg/hora respectivamente. Además, contaba con un taller de mecanizado contando con varios tornos de capacidades diferentes, dos fraguas, limadoras, taladros, esmeriles, sierras de corte de metales, equipos de soladura autógena…Es decir un buen taller que también contaría con una buena ingeniería a juzgar por sus elaboraciones. Tenía 56 trabajadores en 1951.

Una vez que el Ayuntamiento de Santander planifica el crecimiento urbano de la ciudad desde la plaza Numancia hacia Cuatro Caminos, los establecimientos industriales de la zona no iban a durar mucho. Así es como nuestro taller se muda en 1955 a la calle Marqués de la Hermida 34, declarada zona industrial por el Ayuntamiento de Santander.

En la elipse el taller de AFC en calle Marqués Hermida 34. Sobre 1960

En esa década, el espacio interior entre las calles de Castilla y Marqués de la Hermida, existían algunos talleres instalados, sobre todo al principio junto a las estaciones, predominando numerosas fincas desocupadas.

Nuestro taller durante el cambio de ubicación se trasforma en una Sociedad Anónima, presidida por su fundador Ángel Fernández Ceballos, que mantiene la misma oferta de fabricados.


Membrete de las cartas de TAFC.de C/ Marqués de la Hermida.  

Existe un documento dirigido a la Delegación de Industria, fechado el 2 de febrero de 1966, en la que expone: Cuando los referidos talleres comenzaron de nuevo sus actividades, no existía en la zona ninguna edificación. Más tarde el Excmo. Ayuntamiento la ha declarado zona de edificación intensiva y como quiera que se han construido edificios para vivienda y ante el temor de que pudiera surgir complicaciones, SUPLICABA: ratifique esa Delegación, la legalidad de la ubicación de los mismos -los talleres- y si considera V.I. inspeccionarlos para testimoniar que no estamos incluidos, ni como industria insalubre, nociva ni incomoda , teniendo además en cuenta que este municipio no dispone de ninguna zona industrial.

Este texto reflejaba la angustia de los propietarios y como el planeamiento urbanístico del Ayuntamiento ha ido perjudicando a TAFC, hasta tal punto que lo expulsó de la calle San Fernando y lo cerró en la de Marqués de la Hermida. Hoy esa área ha sido densamente poblada por urbanizaciones que han conllevado el cierre de numerosas industrias.

Creemos que TAFC cerró a finales de los 70 o principios de los 80. El edificio que sustituyó al taller, sobre una parcela de 2.600 m2, se levantó en 1985.

Ya nos gustaría encontramos con máquinas fabricadas por TAFC, al margen de que todavía podamos contemplar en los bordes portuarios de Santander, algunos modelos de norayes fundidos en ese taller.


Norayes de talleres Ceballos del borde portuario de Santander


BIBLIOGRAFÍA. Archivo Histórico Provincial de Santander. Fondo de Industria. Historiales. Caja 215. Expediente 1141.


viernes, 3 de mayo de 2024

IMPORTANTES RECONOCIMIENTOS A NUESTROS VECINOS DE LA FINCA SOCUEVA

 

Nuestros vecinos de la finca Socueva de Cades, han obtenido importantes reconocimientos sobre dos productos de su elaboración. Se trata de una mermelada de limón y la segunda sobre una mermelada de cítricos.

Las distinciones se han obtenido en el Concurso internacional Dalemain World Awards Marmalade,  celebrado en la mansión Dalemain, cerca de Penrith, en el centro del Reino Unido. Al concurso se han presentado más de 3.000 mermeladas provenientes de todo el mundo, elaboradas con todo tipo de cítricos.

Uno de los certificados de mérito obtenidos por la Finca Socueva

Así que nos corresponde felicitar a nuestros vecinos, Begoña de Burgos y Rafael de Ramón, por tan altas distinciones.