Ahora que la brigada
municipal ha desbrozado el entorno, la vista sobre el antiguo puente sobre el
río Berrellín, próximo a su desembocadura en el Nansa, ha mejorado
significativamente.
Para los jóvenes,
este puente sobre la carretera autonómica CA-181, estuvo en servicio hasta hace
20 años, cuando se modificó el trazado de la carretera y se construyó uno
nuevo, junto al hotel. Hoy es de servicio exclusivo de la familia de Jesús
Fernández, el último resistente de El Arrudo, que lo utilizan para llegar a su
casa.
Vista frontal del puente |
Este puente construido
para salvar el río es de planta recta, de un solo vano, de arco circular de unos
3 metros de luz y de una altura desde el calce superior a los 6 metros, construido
en fábrica de sillería y sillarejo, de un ancho de algo más de 4 metros y
dotado pretil de piedra.
Debido a la altura
que alcanza la rasante los estribos se prolongan considerablemente sobre ambas
márgenes de manera asimétrica, de unos 20 metros en su costado
derecho, visto en sentido contrario a la circulación de las aguas, por unos 10
metros en el izquierdo. Están formados por material de relleno con los
paramentos en mampostería, entre cuyos intersticios crece vegetación.
El puente nuevo, visto desde el viejo. Al fondo el hotel |
En un extremo se ha
sustituido un tramo de pretil de piedra por otro formado por bionda metálica,
lo que le afea considerablemente.
Diferentes vistas y detalles del puente |
Hasta 1999 fue un
puente importante que permitía circular por el valle. Es bastante anterior al
del Arrudo, fechado en 1922. Se supone
que será de la segunda mitad del siglo XIX.
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