El próximo día 22 se celebra en
todo el mundo el día mundial del agua propiciado por Naciones Unidas. Todavía
hoy en
día millones de personas viven sin agua potable –en el hogar, la escuela, el
lugar de trabajo, la granja, la fábrica– y luchan por sobrevivir y prosperar. De
eso trata la jornada.
Herrerías tiene una
relación muy especial con el agua. El río Nansa cruza el municipio dividiendo en
dos mitades y a la vez al río fluyen un buen número de afluentes que discurren
por el territorio. El clima atlántico, que garantiza buenas pluviometrías, hace
el resto.
Sin embargo, el
sencillo acto de abrir un grifo en casa y que salga agua, es relativamente
reciente. Una cosa es tener agua en el territorio y otra tenerlo en casa. En
Herrerías es desde hace unas pocas décadas. Entre nosotros todavía viven vecinos y
vecinas que tenían que lavar la ropa en el río o en los lavaderos públicos. O sacar
las vacas a abrevar o, simplemente, ir a por ella a las fuentes para cocinar, lavarse o para
beber.
En la segunda mitad
del año pasado nos pusimos a la tarea de inventariar el estado de las fuentes–manantiales urbanas
del municipio, para ver su situación. Desechamos las alejadas del casco urbano
ya que su posible intervención es más problemática.
Portada del documento-inventario |
Elaboramos una
completa ficha de cada fuente desde el punto de vista de su localización, los aspectos
hídricos, las construcciones asociadas, las amenazas y, por último, la biodiversidad
del entorno.
Analizamos 27
establecimientos de las cuales un 40% están en buen estado, aunque susceptible
de mejoras, un 10 % están definitivamente perdidos o no merecen la pena intervenirlos:
el Alberque en Cabanzón o la Tejera en Rábago, otro 10% por reorganizaciones
territoriales han pasado a ubicarse en fincas privadas, como la de Lero el Cojo en Cabanzón o la de El Solar en Rábago y, por último, otro
40% que están deterioradas.
Fuente La Cotera de Cades |
Bielva, Cabanzón y Camijanes
son los pueblos que mejor conservan sus fuentes, mientras en Cades y en
Casamaría hay tarea para realizar. Rábago apenas conserva sus fuentes públicas.
Tripleto de El Cuesto, en Casamaría. Fuente, lavadero y abrevadero |
En este trabajo nos
hemos dado cuenta de que la intervención para su recuperación no es muy
costosa, así que nos hemos dirigido al ayuntamiento, entregando el documento y haciéndolos
una propuesta para su recuperación.
Además, hemos entregado
otra copia al proyecto Culturea Cantabria,
de la Red Cántabra de Desarrollo Rural, para inventariar cada fuente en sus archivos, ya
que estos establecimientos están considerados patrimonio rural de Cantabria. De esta manera hemos matado varios pájaros de un tiro.
Fuente de Doñín, en Otero |
Una recuperación de
este patrimonio abre nuevas expectativas para el municipio, que iremos viendo
en próximas entradas.
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