Cuando iniciamos la
investigación de lo que representaba ese topónimo que aparecía en todos los
mapas del Servicio Geográfico Nacional, denominado Molinos del Castro,
intuimos que el cauce del río Suspina, en sus últimos mil metros, era la
divisoria entre Cabanzón y Casamaría. Los ríos suelen ser utilizados como límites
territoriales y bastantes ejemplos tenemos en la zona; el Tanea separa
Herrerías de Rionansa y el propio Nansa divide a Cades de Rábago.
Sin embargo,
informaciones recogidas entre los vecinos vimos que estábamos confundidos;
Cabanzón dispone de fincas en la margen izquierda del río Suspina, lo que
evidencia que el río en esos metros finales pertenece exclusivamente a ese
pueblo.
Preparando la
Comunicación que presentamos a las Jornadas sobre Patrimonio Industrial,
consultamos en el Archivo General de Simancas el Catastro de Ensenada - http://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/archivos/mc/archivos/ags/portada.html- las respuestas facilitadas sobre Cabanzón. Efectivamente describe la existencia
de tres molinos; dos pequeños, de una muela, en el Castro, sobre el río de
Casa de María y el tercero sobre el río Suspina. El archivo de Simancas no dispone de las
respuestas de Casamaría, al considerarlas perdidas.
En consecuencia,
dispusimos que el Castro en 1753 alojaba ya dos molinos de los cinco cuyas
ruinas son perceptibles actualmente y que el río en esa zona se conocía como el
de Casa de María, mientras el tercer molino, se encuentra aguas arriba del
mismo río, denominado el Suspina.
Recientemente hemos
encontrado las respuestas en el catastro de Casamaría, publicadas en Relaciones
Histórico-Geográficas y Económicas del Partido de Laredo en el siglo XVIII,
de Tomás Maza Solano, editado en 1965. Casamaría en la respuesta 17 sobre la
existencia de molinos o no en su término,
cita textualmente: que en el término de este pueblo hay cinco molinos
harineros, de una muela cada uno, que
muelen con agua del río llamado Casa de María los cuatro y otro con el arroyo
de Suspinas, y que por falta de las
aguas y moliendas, escasamente muelen la mitad del año y que dichos molinos,
uno con otro, regulan su producto, en cada año, veinte celemines de maíz.
Portada del libro de Tomás Maza Solano |
A mediados del siglo
XVIII, cuando se realiza el catastro, Bielva y Cabanzón pertenecían a Val de
San Vicente y el ultimo pueblo mantenía litigios territoriales con Casamaría.
El propio catastro de Casamaría, en su respuesta tercera sobre sus límites
territoriales, cita: que, sobre la mitad de su territorio, poco más o menos,
de dicho termino se ha movido injusto pleito por los vecinos del lugar de
Cabanzón, jurisdicción del valle de Val de San Vicente, pretendiendo su
propiedad….
El complejo hidrológico de Cabanzón-Casamaría es bastante complejo y está formado por riegas, arroyos y
riachuelos que se unen al río Suspina prácticamente debajo del puente que
permite el paso por la carretera CA 855. Unos
treinta metros más delante de donde desemboca el Suspina en el Nansa, lo hace el
pequeño arroyo Llavero, que no tiene entidad para disponer de molinos en
sus márgenes.
Complejo hidrológico de Cabanzón-Casamaría |
Con esta nueva
información nos atrevemos a aseverar algunas cuestiones:
1º. El río de Casa
María del catastro que alojaba seis molinos –dos de Cabanzón y cuatro de Casamaría,
es el actual Suspina en sus últimos metros.
2º. Los dos molinos
sobre el Suspina –uno por cada pueblo, por tanto, en márgenes diferentes-, es el
actual río aguas arriba, entorno a la iglesia Nuestra Señora de Loreto.
3º. Es muy posible que
en 1753, por las respuestas dadas, los límites entre ambos pueblos estuviesen en
el cauce del río. Sin embargo, los pleitos que entabló Cabanzón contra Casamaría
debieron saldarse a favor del primero, ensanchando sus límites territoriales,
que son los actuales conocidos.
4º. En consecuencia,
si hoy se hiciese el catastro todos los molinos sobre el río de Casa de María
pertenecerían a Cabanzón.
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