Estando en Pátzcuaro, pueblo muy conocido por estar al lado
de un lago del mismo nombre, conocimos a
una dirigente de una organización civil, cuya razón de ser es la conservación
de la diversidad biológica de los maíces nativos en la región de Pátzcuaro–Zirahuén, de 167.000 habitantes.
Esta región acumula un buen número de razas propias de maíz
que la hacen de alguna manera una región muy singular. Como ya hemos explicado
en otra entrada, en México existen movimientos de organizaciones civiles muy fuertes, en defensa de los maíces
nativos, hasta el punto que han acuñado el eslogan “Sin maíz no hay país”. Estas iniciativas también son apoyadas por
el mundo académico.
Está ciudadana se llama Carmen Patricio y junto a otras
mujeres crearon la red TSIRI –esta palabra en lengua purépecha significa maíz–, consistente en dotar a las
mujeres integrantes de un modelo de cocina llamado patsari de gran eficiencia
energética y con salida de humos al exterior. Esto quiere decir que los
consumos de leña se ven reducidos considerablemente y además se ven reducidas las enfermedades
propiciadas por los humos.
Anagrama de la red tsiri |
Junto al cambio de cocina, la red se propuso revalorizar la
tortilla artesanal con maíces nativos producidos en la región bajo sistemas
campesinos, elaboradas por las mujeres acogidas a la red, de tal manera que el que quiera pueda acceder
a las mismas en cualquier parte de la región.
En definitiva los retos de la red son:
Ø
Contribuir al mejoramiento de las condiciones laborales
de las mujeres
Ø
Fortalecer el papel de la microindustria a
partir de su reconocimiento formalØ Revalorizar el papel de la tortilla artesanal
Ø Contribuir en la estrategia de conservación in situ de las razas nativas de maíz,
promovida desde la sociedad civil organizada, los académicos y las instituciones públicas
Hasta
la fecha hay 70 talleres con más de 100 cocinas mejoradas, aunque las amenazas
siempre están presentes. Algunas tienen que ver
con el cambio de los habitos alimentarios que arrincona algunas razas el
maíz, el cambio climático que puede
hacer desaparecer algunas de ellas y finalmente la posible contaminación con la
hipotética entrada de maíces
transgénicos en la zona.
Carmen, con un tamal en la mano, en la mixteca de Nochistlán |
Esta estupenda iniciativa llevada a cabo casi exclusivamente
por mujeres, tiene también otros problemas que tiene que ver con que estas tortillas especiales de maíces criollos, son más caras
que las industriales, elaboradas
con maíces convencionales. Los factores económicos en la alimentación suelen
ser muy importantes. Nosotros tuvimos oportunidad de probar unas tortillas de
maíz azul de la red, que nos gustaron mucho.
Desde aquí queremos mostrar nuestro apoyo a los objetivos
de esta red de mujeres.
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