INTRODUCCIÓN
La fábrica de
chocolates de marca La Montañesa, fue fundada por Ignacio Jiménez Serna,
en 1888. El dueño, oriundo de El Astillero, fue un indiano
establecido en Cuba, donde le debieron ir bien sus negocios, pues a la vuelta
de ese país, decide fundar la empresa en su pueblo.
Era una fábrica
movida a vapor y montada con los últimos adelantos y que había en el mercado,
asegurándose una buena calidad de sus productos. Sus chocolates se vendían en
las mejores confiterías de Santander y en las mejores tiendas de ultramarinos.
Consiguió permiso
para incorporar el escudo de Cantabria a los envoltorios de sus tabletas, lo
que las hacía muy elegantes y atractivas.
Diseño del envoltorio de los chocolates |
Trabajaba con
diferentes tipos de cacao, entre ellos los conocidos como de Choroní y el
Chuao, de Venezuela, cuya comercialización monopolizaba la Real Compañía
Guipuzcoana de Caracas a partir del siglo XIX. Las proporciones de estos
cacaos eran al 50%, es decir a partes iguales.
En el primero de los
lugares, Choroni, tuve oportunidad de pernoctar en alguna hacienda cacaotera
e incluso visitar algunas las plantaciones en 1998. Actualmente es un pueblo
turístico con una bonita playa y un pequeño puerto pesquero, habitado por gente
de raza negra. Se llega cruzando el Parque Nacional Henry Pittier, desde Maracay.
Ignacio consiguió
incorporar la canela y la vainilla al chocolate y fue premiado en la Exposición
Provincial de 1987 con la medalla de bronce por las muestras de chocolate y
café presentadas a nombre de "La Montañesa". Ignacio después de su
estancia en Cuba, sería buen conocedor de los productos de ultramar como eran
el cacao, la vainilla, la panela y la canela.
Su éxito le permitió
en 1888, abrir un depósito de chocolate en la calle Noviciado nº 12 de
Madrid, en el distrito del Centro y un segundo depósito en el nº 7 del paseo Pereda de Santander.
Falleció a finales de
1897, sustituyéndolo la viuda al frente del negocio, para más tarde la sociedad
tomar el nombre de Hijos de la Vda. de Ignacio Jiménez.
La variedad de
chocolates que hacía le permitía vender paquetes de chocolate de 400 gramos en
1897 entre 6 y 16 reales. Una tableta de
las de antes, de las que nos ponían alguna onza entre el pan del bocadillo para merendar, pesaban 200 gramos.
Sobre 1940 la
sociedad vuelve a cambiar de nombre denominándose nuevamente Hijos de
Ignacio Jiménez, Sociedad Limitada, tal como está recogido en la cabecera
de la portada.
LA EMPRESA
Los impresos
comerciales de las empresas han desempeñado el papel de hallar una identidad
propia y la de definir su imagen pública que transmita los valores de la misma.
Su objetivo expreso está relacionado con los propios del marketing y de la
publicidad visual que aseguren la creación de sólidas y lucrativas relaciones
comerciales. (1)
La cabecera para las
cartas y para las facturas de Hijos de Ignacio Jiménez SL. La Montañesa, cumple
esa función. Nos permiten visualizar la arquitectura del complejo industrial
con sus chimeneas humeantes que denotan la actividad fabril. La imagen en
perspectiva con las delimitaciones del recinto definida por una verja metálica,
con sus jardines del costado derecho y la parte exterior concretada en una
calle en lo que se observa un vehículo
de la época.
Parte de la identidad gráfica de la empresa |
La identificación del
autor de este dibujo no la conocemos, pero el objetivo de conseguir
una personalidad visual del entorno a esa fábrica, está más que conseguida.
De hecho, el dibujo
nos va a permitir intuir cómo era la empresa. Vemos un par de edificios
separados y situados perpendicularmente el uno del otro. El de menor volumen
situado a la izquierda lleva impresa en su fachada principal la marca del
chocolate y además en el mismo se debe concentrar la actividad industrial de la
fabricación del chocolate.
Al verse sobresalir
de su tejado las chimeneas humeantes, se debe entender que el edificio
contendría la caldera de vapor, los molinos de cacao, las refinadoras de piedra
y de rodillo y las moldeadora. Es decir, la parte industrial del proceso.
El edificio de la parte
derecha, de mayor volumen, tiene una fisonomía más comercial. Tiene a su lado
derecho los jardines y es lógico pensar que en este edificio se desarrollasen las
actividades de embalado, almacén de materias primas y de producto acabado,
cámara frigorífica para mantente en verano el chocolate y las oficinas.
En este diseño anterior, aparce un carro de tracción animal, en vez del coche
La fábrica contenía
la siguiente maquinaria según declaración efectuada en 1943:
- Molino eléctrico de cacao de dos piedras.
- Refinadora grande de 3 rodillos de piedra de granito.
- Refinadora pequeña de piedra de granito.
-
Imagen de un galé mezclador de la época. |
- Dos descascarilladoras de cacao.
- Un tostador con bombo movido manualmente.
- Molino de azúcar.
- Molino de grano.
- Una tableteadora mecánica.
- Una cámara frigorífica.
- Herramental auxiliar para la elaboración del chocolate.
-
Extractores
y ventiladores de aire.
Imagen de una batidora-mezcladora de la época
- - Un motor de 10 HP para mover la transmisión que alimentaba todas las máquinas.
Desconocemos la plantilla
que disponían y las causas por las que cerraron la factoría. Lo hicieron en
1955, tras 65 años produciendo chocolates de calidad.
BIBLIOGRAFÍA
- Archivo Histórico Provincial de Cantabria.
Fondo de Industria, sección de bajas. Caja 124. Carpeta 331.
-
Blog: mi ASTILLERO. Entrada: https://astillero-guarnizo.blogspot.com/2020/04/la-montanesa-en-astillero.html
- (1) Hoyo Maza, Sara. 2016. La imagen de la arquitectura industrial en los encabezamientos de facturas, entre 1880 y 1915 una aproximación desde el archivo de la empresa Forjas de Buelna (Cantabria). En Ciudad y Comunicación / Miguel Ángel Chaves Martín (Dir.), ISBN 978-84-617-5575-2, págs. 371-378
-
https://chocolatesbenayas.com/quienes-somos/
- https://chocolatecaliente.es/hasta-el-chocolate/
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