El pasado día 27
presenté en las primeras Jornadas sobre Patrimonio Industrial en Cantabria, una
comunicación sobre los molinos del Castro.
Este topónimo que
aparece en todos los mapas editados por el Centro Nacional de Información
Geográfica, en su hoja 57-I, titulada Puentenansa, es un gran desconocido en la
zona.
En la presentación
Se trata de la
existencia de 5 molinos en una longitud del río Suspina, en los últimos de 600
metros, antes de desembocar en el río Nansa a la altura de la Central Hidroeléctrica
de Herrerías, en Camijanes. En su conocimiento me ayudó Sabino Sánchez de Otero, que en su juventud vivió y jugó en las inmediaciones del río.
El río en esta
longitud discurre entre un desfiladero con paredes que en algunos lados superan
los 60 metros. De ahí que los molinos fuesen únicamente de una muela –no había
espacio para instalaciones más grandes- y el acceso se hacía de forma peatonal.
Esto suponía que la entrada el grano y la salida de las harinas se hacía a
hombros o a lomos de asnos.
Topografía del Castro de los molinos de Cabanzón |
La única ventaja que
tenían la ubicación de estos molinos eran los desniveles que presenta el río,
en forma de pequeños saltos o cascadas, que eran aprovechadas para aumentar la
energía potencial, necesaria para mover los rodetes.
Diploma acreditativo de la presentación de la comunicación |
Creo que no existe en
Cantabria una zona de estas características. Estamos pues ante una
posibilidad de estudiar, ordenar y preservar una zona de Herrerías donde se conjugan
elementos paisajísticos, geológicos y de patrimonio industrial. Los expertos en patrimonio industrial de la Universidad
de Cantabria ya han manifestado el interés de visitar la zona.