sábado, 2 de marzo de 2019

REFLEXIONES EN TORNO A UN ARTÍCULO SOBRE EL MAÍZ, EN MÉXICO


El pasado día 1, el diario El País en su edición americana, la periodista Teresa de Miguel, escribía un artículo, cuyo título no dejaba lugar a dudas sobre su contenido: El regreso del maíz nativo en México.  https://elpais.com/sociedad/2019/03/01/actualidad/1551394854_627095.html

En todo el mundo se viene produciendo una guerra incruenta entre los defensores de la agricultura campesina y la industrial. La primera ocupa a mucha gente, preserva las variedades nativas y sus productos son más exquisitos, frente a la segunda, de gran productividad, centrada en unas pocas variedades y controladas por multinacionales semilleras y de pesticidas.

México es un centro origen del maíz, conserva docenas de razas locales y es la espina dorsal de su gastronomía que, no olvidemos, está considerada patrimonio mundial de la humanidad. Esta realidad comparte frontera a través de miles de kilómetros con su vecino del norte, primer productor mundial de maíz, con una agricultura muy desarrollada industrialmente, que maneja incluso semillas modificadas genéticamente. Son dos modelos antagónicos.

Maíces chalqueños. Foto de: www.maizajo.com
El articuló nos deja ver un aumento de la sensibilidad de la sociedad civil, por defender lo autóctono, lo local, confeccionado a pequeña escala, frente a lo foráneo, lo industrial, aunque sea más barato. Este fenómeno, salvando las distancias, ya pasó en Cantabria. Cuando en la década de los 60 se inició la implantación de maíces híbridos, nuestros campesinos de manera paulatina no resistieron la tentación de obtener mazorcas grandes y lustrosas, que daban una harina impersonal, y abandonaron las suyas que habían domesticado. Cambiaron cantidad por calidad. Muy pocos se resistieron.


Nosotros desde el 2010 hemos intentado recuperar ese maíz domesticado en los pueblos de nuestro valle a través de generaciones, para intentar darle valor añadido. Si tenemos buenas clases de maíz, podríamos obtener buenas harinas para hacer tortas, panes, bases de pizzas e incluso empanadas.

Tortillas de la red Tsiri, con la que hemos mantenido contactos
Hicimos un par de viajes a México, conociendo variedades de maíz, preparados culinarios, tecnología de transformación, visitamos mercados campesinos, participamos en el II Encuentro Nacional de la Red de Etnoecología y Patrimonio Biocultural, en Oaxaca y llegamos hasta la Universidad Autónoma de Chapingo, http://web.chapingo.mx/ el mayor campus agrario de todo Latinoamérica y donde se concentran la mayor sabiduría científica en torno al maíz, repartida con el Centro Internacional de mejoramiento del maíz y el trigo. https://www.cimmyt.org, que, por cierto, comparten la misma localidad: Texcoco.

Algo de lo que hicimos está publicado en este blog. El declive rural en Cantabria, el escaso apoyo institucional y la crisis económica, fueron la puntilla que acabó con nuestras pretensiones. El medio rural cántabro le debe mucho al maíz. Este grano eliminó muchas hambrunas, algunas epidemias, mejoró las condiciones de vida de los campesinos y les permitió por primera vez en su vida, obtener rentas para los intercambios.

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