domingo, 4 de junio de 2017

HOMENAJE EN BEJES A LA BRIGADA MACHADO

Ayer asistimos al homenaje que anualmente se hace a los integrantes de la brigada Machado, es decir a aquellos maquis, vivos o muertos, que combatieron a la dictadura franquista desde las montañas, hasta 1957. Se hace ante el monumento levantado ex profeso en Bejes, en el 2008, por uno de ellos, fallecido en el 2012, Jesús de Cos Borbolla.

Nuestra presencia servía también para poder dar un abrazo a nuestro amigo Manuel de Cos, hermano de Jesús, que en ese tiempo también ejerció como enlace de la guerrilla y que hacía un año que no veíamos. Todavía tiene el coraje y la determinación para asistir desde Madrid a estos actos, a sus 97 años, en apoyo de la memoria histórica.

Hermanos De Cos. Maximiliano y Manolo: 192 años atesoran entre los dos

Efectivamente nos encontramos hace un año en Rábago, a nuestra vuelta de Colombia y nos abrazamos efusivamente. Interpretábamos que Manolo se alegraba de vernos después de pensar que si prolongábamos mucho nuestra estancia en aquel país, no nos volveríamos a ver más. Después hemos intentado varias veces, vía telefónica, quedar nuevamente en el valle del Nansa, pero su salud se lo ha impedido.

A Manolo lo conocí en la segunda mitad de la década de los 70. Yo veraneaba con mi familia en Puente el Arrudo y el venía por los veranos también a Rábago, ya que su mujer regentaba un kiosco en la playa La Franca, en el municipio de Ribadedeva. Sintonizamos muy pronto ya que ambos, en aquel tiempo, militábamos en el Partido Comunista de España -PCE-.

Así es como nos tocó en aquellos años hacer las campañas electorales del partido comunista, desde pegar los carteles hasta dar los mítines. La propaganda electoral la fijábamos en los arboles de la carretera a lo largo de todo el valle y los mítines los dábamos preferentemente  en Cosío y en Celis. En este último lugar, Memes nos dejaba el salón  baile que regentaba, enfrente de su tienda y conseguíamos llenarlo con 50 o 60 personas. Luego nos votaban bastantes menos. Manolo se las ingeniaba para hacer pasar por el valle líderes de la talla de Ambrosio San Sebastián. Emilio de Mier, Nicolás Sartorius o Cesar Llamazares, a pesar de que el valle era un distrito electoral, desde el punto de vista demográfico, muy pequeño.

Una de las placas del monumento
Por aquel entonces conocí su tienda herbolario de la calle Jesús y María en Madrid, donde recuerdo almacenaba los productos que comercializaba en sacos y su casa encima de la tienda. Me llevó algunas veces al viejo caserón del Club Amigos de la Unesco de Madrid, del cual formaba parte de la junta directiva. Este club que se entraba por la calle donde vivía Manolo, la fachada principal daba a la Plaza Tirso de Molina, era un hervidero cultural en defensa y profundización del sistema democrático.

Un momento del homenaje
En los años de la transición política por mis responsabilidades sindicales viajaba mucho a Madrid, encontrándome a Manolo con frecuencia en actos públicos, congresos del PCE o de CCOO o en diversas manifestaciones. El con su cámara al hombro dejando constancia de lo que pasaba. Hoy las fotos y los vídeos de Manolo se archivan en importantes instituciones: desde las fundaciones del PCE y de CCOO, hasta el Archivo Provincial de Cantabria, archivos de la Consejería de Cultura del Gobierno Cántabro, hasta los de la  Fundación Botín, pasando por los de la Biblioteca Nacional, de Madrid.

En fin, estos cuarenta años transcurridos nos darían para llenar unas cuantas páginas más. Hemos hecho muchas cosas juntos. En todo ese tiempo hemos disfrutado de la leal amistad y el cariño de Manolo. Así que no nos queda más que desearle larga vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario