La iglesia de Santa
Juliana de Lafuente, en el municipio de Lamasón, datada entre finales del siglo
XII y principios del XIII, fue declarada Bien de Interés Cultural desde 1984.
Esta iglesia ubicada
a la entrada al pueblo en un costado de la carretera, en pleno camino
lebaniego, incumple las leyes sobre la memoria histórica, aprobadas en 2007 y
en 2022, que promueven entre otras cosas la retirada de escudos, insignias,
placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o
colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de
la Dictadura.
En efecto, en la
fachada principal, en el costado derecho y sobre dos sillares situados en la
parte baja, se encuentra esculpido el emblema de la Falange Española
Tradicionalista y de las JONS, formado por el yugo y las flechas. Y en el
sillar contiguo inferior recoge el nombre de José Antonio Primo de Rivera, uno
de los fundadores de la Falange Española y más abajo los nombres de Francisco
Hernández González y Manuel González González.
Sillares grabados alusivos a la guerra civil |
¿Cómo es posible que el obispado de Santander no haya reaccionado cumpliendo las leyes que emanan de nuestro parlamento? ¿Cómo es posible que después de 15 años de la primera ley, ninguna institución haya denunciado y corregido esta anomalía?
De la iglesia católica no se puede esperar mucho después del papel jugado por ésta como actor político en la pasada guerra civil, en vez de haberse mantenido en el terreno de lo moral, que era su función. Tampoco hay que olvidar el poder de la Iglesia y la represión que ejerció contra el pueblo cada vez que tuvo ocasión, la última de ellas tras la aprobación de la Ley de responsabilidades políticas de febrero de 1939, que inició la represión del régimen franquista.
De la alcaldía de Lamasón, ejercida por el PP, tampoco se puede esperar nada. Este partido tiene una relación esquizofrénica con respecto al franquismo. Son sus herederos y nos dicen que hay que dejar tranquilos a los muertos. A todos, menos a los de ETA, que nos los recuerdan día sí y día también.
Me
refiero la sociedad civil y a sus autoridades que tienen el deber y la
obligación de hacer cumplir las leyes, que nos hemos dotado y a respetarlas.
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