domingo, 15 de julio de 2018

TAMBIÉN EN LOS MUNICIPIOS PEQUEÑOS OCURREN HISTORIAS GRANDES


Esta semana iniciamos el montaje de una exposición sobre una historia muy bonita ocurrida en Herrerías, en el último tercio del siglo XIX. La exposición se inaugurará el próximo día 21 y tendrá lugar en el Centro Cultural Manolo Cos de Cades, recientemente inaugurado. La exposición la patrocina el Ayuntamiento de Herrerías.

La síntesis de la historia es más o menos la siguiente. En esa época para comunicarse las gentes de Herrerías, donde tres pueblos del municipio estaban divididos de los otros tres, por el río Nansa, existían un único puente en Camijanes y dos pasos de barca; el primero en Pieño, donde se ubicaba la antigua sede municipal y, el segundo, en el lugar conocido como El Arrudo.

El mal funcionamiento de este último que tenía incomunicados los pueblos por dilatados días y además no ofrecía la seguridad necesaria, propicia que las fuerzas vivas del municipio editen una circular en 1885 solicitando fondos a los vecinos, presentes y ausentes, para construir un puente de madera, que le sustituyese.

Estos últimos se organizan en comisiones de recaudación en Cádiz y en al menos cinco pueblos de esa provincia, en Sevilla y entre los que estaban haciendo las Américas, en México, Uruguay y Cuba. La madera la donan los pueblos de Cades y Rábago. El periódico torrelaveguense  El Cántabro  apoya la iniciativa y publica ocho sueltos sobre el tema el siguiente año.
Cartel Exposición

Se inaugura el 14 de noviembre de 1886 y enseguida se genera un movimiento para trasladar la capitalidad de Pieño, al lugar de El Arrudo. Se consigue en la década de los 30 del pasado siglo, dando pie a transformar ese lugar yermo en un centro socio económico que excedía con mucho la importancia del propio municipio. El Arrudo durante 40 años ha sido un centro administrativo, comercial, de comunicaciones, ganadero y de ocio, importante. Fueron docenas de matrimonios los que se forjaron en este lugar.

La automoción de la población, los procesos migratorios rurales y el cambio de hábitos de la gente, llevaron la decadencia al lugar que, salvo la trasformación de un antiguo centro comercial en hotel y la construcción actual de un albergue en la vieja sede municipal, el resto son un conjunto de ruinas. 

El puente que tuvo una vida de 35 años estuvo situado unos 60 metros más al sur del actual y toda la madera fue serrada a mano en los viejos talleres de serrado. Este oficio fue muy característico en todo el valle del Nansa y en Lamasón.

La exposición se dividirá en tres partes. La primera recogerá todos los documentos municipales originales del expediente del puente: circular, donantes, listas de ausentes, subastas de madera sobrante, liquidación administrativa del puente, referencias periodísticas de la iniciativa… Una segunda parte tratará sobre el auge y declive de El Arrudo y, por último, en la tercera aprovecharemos  para rendir  un homenaje a los viejos oficios de arrastradores de troncos y a los serrones, mediante la exposición de herramientas, dibujos, fotografías y maquetas de estas actividades. También habrá un ciclo de charlas sobre estas partes.

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