Esta semana iniciamos el montaje de una exposición sobre una historia muy bonita ocurrida en
Herrerías, en el último tercio del siglo XIX. La exposición se inaugurará el
próximo día 21 y tendrá lugar en el Centro
Cultural Manolo Cos de Cades, recientemente inaugurado. La exposición la
patrocina el Ayuntamiento de Herrerías.
La síntesis de la
historia es más o menos la siguiente. En esa época para comunicarse las gentes
de Herrerías, donde tres pueblos del municipio estaban divididos de los otros
tres, por el río Nansa, existían un único puente en Camijanes y dos pasos de
barca; el primero en Pieño, donde se ubicaba la antigua sede municipal y, el
segundo, en el lugar conocido como El Arrudo.
El mal funcionamiento
de este último que tenía incomunicados
los pueblos por dilatados días y además no ofrecía la seguridad necesaria,
propicia que las fuerzas vivas del municipio editen una circular en 1885
solicitando fondos a los vecinos, presentes y ausentes, para construir un
puente de madera, que le sustituyese.
Estos últimos se organizan en comisiones de recaudación en Cádiz y en al menos cinco pueblos de esa provincia, en Sevilla y entre los que estaban haciendo las Américas, en México, Uruguay y Cuba. La madera la donan los pueblos de Cades y Rábago. El periódico torrelaveguense El Cántabro apoya la iniciativa y publica ocho sueltos sobre el tema el siguiente año.
Cartel Exposición |
Se inaugura el 14 de
noviembre de 1886 y enseguida se genera un movimiento para trasladar la capitalidad de Pieño, al lugar de El Arrudo. Se consigue en la década de los
30 del pasado siglo, dando pie a transformar ese lugar yermo en un centro socio
económico que excedía con mucho la importancia del propio municipio. El Arrudo durante 40
años ha sido un centro administrativo, comercial, de comunicaciones, ganadero y
de ocio, importante. Fueron docenas de matrimonios los que se forjaron en este lugar.
La automoción de la
población, los procesos migratorios rurales y el cambio de hábitos de la gente,
llevaron la decadencia al lugar que, salvo la trasformación de un antiguo
centro comercial en hotel y la construcción actual de un albergue en la vieja
sede municipal, el resto son un conjunto de ruinas.
El puente que tuvo
una vida de 35 años estuvo situado unos 60 metros más al sur del actual y toda
la madera fue serrada a mano en los viejos talleres de serrado. Este oficio fue
muy característico en todo el valle del Nansa y en Lamasón.
La exposición se
dividirá en tres partes. La primera recogerá todos los documentos municipales originales del expediente del puente:
circular, donantes, listas de ausentes, subastas de madera sobrante,
liquidación administrativa del puente, referencias periodísticas de la
iniciativa… Una segunda parte tratará sobre el auge y declive de El Arrudo y, por último, en la tercera aprovecharemos para rendir
un homenaje a los viejos oficios de arrastradores
de troncos y a los serrones, mediante la exposición de herramientas,
dibujos, fotografías y maquetas de estas actividades. También habrá un ciclo de charlas sobre estas partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario