Mañana viernes, día 29, a las 18 horas tendrá lugar la inauguración del Centro Cultural Manolo Cos, en Cades. El ayuntamiento de
Herrerías, en una decisión que le honra, ha decidido poner ese nombre a un espacio cultural en la Ferroteca de Cades. Manolo Cos es en realidad
Manuel de Cos Borbolla, uno de los hijos más preclaros del siglo XX, nacido en
el municipio.
Ya hemos escrito
sobre Manolo en este blog y no nos importa hacerlo de nuevo, después de haber
disfrutado de su amistad por más de cuarenta años y haber tenido la fortuna de
acompañarlo en los últimos días de su vida. Con él hemos pasado algunas
jornadas memorables.
Placa indicativa del centro |
Había nacido en Rábago de una familia republicana que, el golpe de estado que
nos llevó a una guerra civil, les marcaría para toda la vida. Su padre muere en
el campo de concentración nazi de Gusen, en Austria, en 1941, y su hermano
Jesús se enrola como maquis en la Brigada
Machado, para posteriormente exiliarse en Francia. Manolo y el resto de los
hermanos, por razones obvias, se ven envueltos como auxiliadores de la
guerrilla, conocidos vulgarmente como guerrilleros
del llano.
Con esos
antecedentes, la vida para la familia Cos – Borbolla se convierte en un
infierno. Hostigados por los falangistas locales y dentro de la campaña de
terror desarrollada por el franquismo sobre los vencidos, Manolo, como
hermano mayor, decide trasladar a toda la familia a Madrid, donde pasan más
desapercibidos.
Así y todo, no pierde
en vínculo con la tierra que le vio nacer. Mientras estuvo activo no faltaba
los veranos en el valle del Nansa. Su mujer regentaba un quiosco en la entrada a la Playa La Franca y él, trabajador
autónomo, disponía de su tiempo como quería. Una vez jubilado su presencia en
el valle fue mucho mayor, hasta que por su edad – murió con 97 años- empezaron a fallarle sus condiciones físicas, espaciando más sus visitas. Manolo sembró
maíz en Rábago hasta los 92 años.
Epitafio en la tumba de Manolo, en el cementerio de Rábago |
Inicialmente en
Madrid, vivió en la calle Jesús y María, perpendicular a la plaza de Tirso de
Molina, para posteriormente trasladarse al pueblo de Las Matas.
Cuando ya las fuerzas
le escaseaban, tras más de 50 años residiendo en Madrid, toma la decisión de
venir a morir al valle donde había nacido. Se mete en la residencia de ancianos
de Puente Nansa, donde dura cuatro días. Hay que tener mucho coraje para tomar
estas decisiones. Está enterrado en el cementerio de Rábago, junto a su madre y
algunos de sus hermanos.
P.D. Hemos tenido la suerte de poder instalar en la sala, que lleva el nombre de nuestro amigo, una exposición sobre una bonita historia local, que se inaugurará el próximo 21 de julio. Ya hablaremos de ella.
P.D. Hemos tenido la suerte de poder instalar en la sala, que lleva el nombre de nuestro amigo, una exposición sobre una bonita historia local, que se inaugurará el próximo 21 de julio. Ya hablaremos de ella.