Conservas Ortiz es
una conocida empresa ondarrutarra, fabricante de conservas de pescado, de larga experiencia. Según su conseguida y bonita página Web https://www.conservasortiz.com/
, iniciaron la actividad en 1891 y a lo largo de este tiempo llegaron a tener
dos factorías en Cantabria; en Santoña y en San Vicente de la Barquera. Nos
ocuparemos de esta última.
Cabecera de Conservas Ortiz, donde aparecen las fabricas desde donde operaba |
La factoría de San
Vicente que todavía conserva el edificio original, se ubica en la carretera al faro,
en el barrio de la Barquera y estuvo operativa al menos durante tres décadas
entre 1950 y 1980. En esa época era normal que las buenas firmas conserveras
dispusiesen de factorías desperdigadas por todo el litoral. A partir de 1970 se
produjo un proceso de agrupación de empresas conserveras promovida por el
ministro de Industria de aquel entonces, José María López de Letona.
Vista frontal de la fabrica |
En 1956, Conservas
Ortiz S.L. decide legalizar la maquinaria de la factoría y cambiar la caldera.
Tenía una extensa variedad de productos desde las salazones de anchoa, fileteado
y conservación en aceite de la anchoa y fabricación de escabeches de bonito, chicharro
y agujas, así como bonito en aceite.
Según el layout de la fábrica, esta disponía de:
Una caldera de vapor alimentada con carbón.
- Cinco pailas para freír pescado
- Una cortadora de bonito
- Una autoclave
- Dos cocedoras de pescado.
- Una pestañadora de pedal
- Dos cerradoras de pedal
Layout de la fabrica de Ortiz , en San Vicente |
La caldera era
alimentada con carbón para lo cual disponía de un habitáculo para su
almacenamiento y la chimenea tronco-piramidal para la salida de humos, que se
conserva.
Chimenea de la fabrica. Imagen de: https://redpatrimonioindustrialcantabria.org/ |
Las materias primas
que Conservas Ortiz requería en el año de 1956 eran las siguientes:
- 250 toneladas de pescado
-
90 toneladas de sal
-
10 toneladas de aceite
-
12 toneladas de hoja de lata
Con esta materia
prima conseguía las siguientes conservas:
- 80 toneladas de salazón de anchoa en
latas y barriles de madera.
- 15 toneladas de filetes de anchoa en
aceite
- 70 toneladas de bonito en escabeche
- 10 toneladas de otras conservas
Estas conservas se obtenían
con una plantilla de 34 trabajadores; 30 mujeres, 10 de ellas menores de 18
años y cuatro varones. La campaña era de unos 150 días –de abril a octubre– y
el resto del año se ocupaba en la elaboración de los filetes de anchoa. Las
conservas se comercializaban con las marcas: Ortiz y El Velero.
En la década
siguiente, la de 1960, modernizaron la maquinaria acoplando motores de 1 CV a
la cortadora de pescado, a la pestañadora y a las tres cerradoras de latas –
incorporaron una tercera máquina- de marca Cenzano.
En los datos
facilitados entre 1967 y 1970, descendieron considerablemente los niveles de
pescado trabajado; 105,7 toneladas, bajando con ello las necesidades de
sal, de aceite y de hoja de lata. En estos años producían anualmente 18
toneladas de filetes de anchoa, 17,6 toneladas de anchoas en salazón y 25,3
toneladas de bonito frito. También descendió considerablemente la plantilla que
pasó a ser de 22 trabajadores; incluido un técnico y un administrativo.
Declaraban un consumo
anual eléctrico de 2.000 kilovatios hora, que les suministraba Electra Bedón,
SA. Estos consumos eran fundamentalmente de los cinco motores de 1 CV acoplados
a las máquinas. El resto era trabajo manual realizado en jornadas de 8 horas de
día.
Desconozco cuando
Ortiz cerró la empresa. Es un enigma el que todavía se conserve el edificio
industrial en medio del desarrollo urbanístico operado en la zona, en las
últimas décadas.
Pase lo que pase con
el inmueble, reivindico la supervivencia de la chimenea a modo de tótem, que
recuerde el pasado conservero de San Vicente, donde llegaron a operar en el siglo XX una decena de fábricas, entre ellas una de la casa Albo. Queda dicho.
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