En esta entrada nos
referiremos al tombo del Carbonizo, de los Carboncillos o de los Carboneros,
como así se le conoce. Esta entrada anula otra sobre el mismo tema, publicada
el 7 de marzo, por imprecisa que ya hemos eliminado del blog. El tombo se
encuentra en el camino que va desde Casamaría a Gedillo, pasando por Las
Calveras y Pozobal.
Se trata de un bloque de unos 20 metros de frente por 8 de altura donde se ubica un abrigo bastante amplio, orientado al oeste y que se prolonga por debajo del bloque. Este abrigo tendrá unos 8 metros de anchura por dos de profundidad.
Vista del tombo |
Al igual que el abrigo anterior nos encontramos ante un vestigio arqueológico ya que, en un panel del mismo, contiene hasta siete figuras realizadas con pintura roja, que oscilan desde barras, manchas diversas y un antropomorfo de 9 centímetros de longitud.
Calco de las figuras del tombo, extraídas de la publicación: Después de Altamira:
Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria |
Siendo la sierra La Collada una zona dedicada a la ganadería extensiva de ganado bovino, caballar y lanar, conocemos que en tiempos pasados el tombo sirvió como redil para las ovejas de la familia de Matías Alonso.
Nos aventuramos a diagnosticar
que el topónimo del abrigo posiblemente tenga que ver con la actividad
carbonera de la sierra para el suministro de carbón a la ferrería de Cades y al
paso de la carrada del carbón para el traslado del combustible, unos metros más
hacia el norte. Carboneros y arrieros buscarían refugio en el tombo en algunos momentos problemáticos.