lunes, 30 de abril de 2018

EL PUENTE DE MADERA DE EL ARRUDO


La construcción del primitivo puente de madera en el lugar de “El Arrudo”, es una bonita historia, que merece la pena ser escrita.  La idea surge de un grupo de notables del municipio de Herrerías -corporación municipal, curas párrocos, juez municipal, pudientes de la zona…- que editan una circular, en 1885, solicitando donaciones a los vecinos para su construcción. Querían eliminar un paso de barca en el mismo lugar que funcionaba muy deficientemente, tal como vimos en la entrada anterior.

La circular la distribuyen entre los vecinos presentes y los ausentes. Estos últimos estaban en algunas poblaciones de Cádiz y en Sevilla, para lo cual se organizan comisiones de residentes para la distribución de la circular y recogida de fondos. Lo mismo se hace con los que están “haciendo las Américas”; había más de cuarenta vecinos repartidos entre Cuba, México y Uruguay.
Puente de madera de El Arrudo
La madera, toda de roble, la donaron los pueblos de Rábago y Cades, de sus montes públicos. La madera de Cades se cortó en el monte El Cagigal.

La iniciativa tuvo mucho éxito; donaron las casas pudientes y las humildes del municipio –hubo donaciones de 2 y 5 pesetas- y los ausentes, fueran del sur del país o de América, respondieron con las suyas. Pareciera que nadie quisiera quedarse fuera de esta iniciativa solidaria. Tuvieron un aliado indispensable como fue el diario El Cántabro que, en 1886, editó 8 reseñas periodísticas sobre la marcha del puente. Fue la noticia más publicitada en ese año. Hubo también donaciones de algunas corporaciones municipales limítrofes y otras no tanto, como las de Ruiloba, Cabezón de la Sal, Udías o Comillas.

Comisión de recaudadores de Cádiz y su  provincia y de Sevilla 
La madera aparte de tumbarla en el monte había que desmocharla, sacarla,  serrarla y montarla. Hubo que elaborar cientos de piezas entre postes, zapatas, yugos, soleras, pies derechos, tajamares, postecillos pasamanos y vigas de diferentes tamaños. El puente se construyó unos 60 metros más al sur del actual de mampostería y midió 66,47 metros de largo y una altura de 3,83 metros.

En su ejecución fueron fundamentales dos oficios ya desaparecidos y que conocemos a través de las composiciones escultóricas de Isidoro Sánchez, de Cades, como fueron los del arrastrador de troncos, mediante los originales carros llamados rabonas y el oficio del serrón, este último muy penoso que, junto al anterior, estaban muy asentados en el valle del Nansa.

Se inauguró el 14 de noviembre de 1886. Se organizó una comida a pie de puente para las autoridades y donantes y para el resto, más de mil personas la crónica decía los siguiente: Para la muchedumbre restante de los que a la fiesta asistieron y que, como dejo dicho, serían unas mil personas, hubo abundancia de queso, pan, vino y un carral o cuba de sangría.

Después hubo un gran baile, en la que a la entrada del puente danzó la gente joven hasta el anochecer, y sin haber tenido que lamentar ni el más pequeño disgusto, cada cual se retiró a su pueblo.

Aprobación municipal de los costes del puente.
La construcción del puente tuvo unas repercusiones socioeconómicas muy importantes para la zona. El Arrudo, que era un lugar yermo, se convirtió, por casi medio siglo, en un emporio de actividad económica, que sobrepasaba con mucho la del propio municipio. Lo iremos viendo más adelante.
La fotografía del puente es de 1919. En esa fecha el puente ya tenía 33 años de vida. Le quedaban dos más. En 1921 se inauguró el de mampostería, situado más al norte y es que utilizamos actualmente, aunque con algunas transformaciones. 

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