En el
norte de España la siembra del maíz no forrajero hay que protegerlo de las
aves, ‒
miruellos, malvises,
urracas, gallos de monte, cuervos…‒. Cuando las plantas son pequeñas las sacan de la
tierra con el pico, para comerse el grano desde donde germina. Una forma
clásica de combatir estos daños ha sido con los espantapájaros. Muñecos que simulan la presencia del campesino durante las 24 horas, para que las aves no se
posen sobre las tierras sembradas.
Hace
años ‒
no sabría precisar
cuántos ‒ observé en el museo
etnológico de Ribadavia, en Orense, un artilugio muy ingenioso llamado martabela. En realidad es un
espantapájaros que movido por el aire hace funcionar una carraca que, con el
ruido producido, espanta a las aves. Tiene las aspas para mover el mecanismo,
el dispositivo de la carraca y el timón para captar el viento. Toda ella
construida en madera. Me resultó tan atractivo este artilugio que me construí
uno en mi casa de Cades, en el 2008.
A la izquierda la martabela del museo. A la derecha, la propia |
En
las visitas que he realizado a los mercados de Galicia, pero sobre todo en los
de Portugal, he visto una especie de martabela metálica que tiene el mismo fin que
el de la exposición. Dotada de hélices, cuando el viento las mueve, hace girar a un eje que a la vez mueve unas cadenas que golpean sobre una
especie de campana. Este ruido de golpeo de las cadenas sobre la campana es la
que espanta a las aves. Están dotadas de timón para orientarlas hacia el viento
que pondrá en marcha el mecanismo.
En
días pasados visitamos a nuestros amigos gallegos Manel e Isabel, en Vigo.
Siempre que lo hacemos visitamos algún mercado portugués, ya que nos encantan.
Pues bien, en el de Ponte de Lima, decidimos
comprar una martabela para proteger nuestros sembrados. Es de cuatro aspas y el timón es la figura de
un gallo pintado. La hemos instalado y desde luego es muy eficaz haciendo
ruido. A una pequeña velocidad de viento ya se pone en marcha y además
estéticamente en muy bonita. A nuestros vecinos del pueblo les produce mucha
curiosidad este artilugio.
A la izquierda detalle de la martabela portuguesa. A la derecha la misma sobre el sembrado |
Desde
luego el ingenio de los campesinos es asombroso. En este caso, la energía
eólica gratuita utilizada para proteger los sembrados de maíz.