La
principal característica del molino de marea consiste en almacenar el agua durante la pleamar en un embalse natural cerrado con presas,
para en la bajamar y aprovechando las diferencia de nivel encauzar las
corrientes de agua de forma que activen los mecanismos del molino.
La
entrada de la marea se realiza a través de amplias compuertas que se abren
hasta la pleamar pero que, de forma
automática, impiden su salida en la bajamar, dirigiendo entonces la corriente
de agua hacia los mecanismos, que iniciarán el movimiento de los rodeznos y en
consecuencia la molienda.
La
marea es un cambio periódico del nivel del mar producido por las fuerzas
gravitacionales que ejercen la luna y el sol sobre la tierra. El tiempo
aproximado entre una pleamar- máxima altura que alcanza el agua de mar en un
punto determinado - y una bajamar – mínima altura que alcanza el agua del mar
en el mismo punto- es de unas seis
horas. En consecuencia se producen dos pleamares y dos bajamares cada 24 horas.
Además estos periodos evolucionan en cada jornada retrasándose unos treinta
minutos entre dos pleamares y las dos bajamares.
Entendiendo el funcionamiento de un molino de
marea, se aprecia inmediatamente las diferencias de estos con los molinos de
río. Estos últimos se construían aguas arriba de los ríos, mientras que los
primeros lo hacían en las desembocaduras y en las marismas para aprovechar los
flujos intermareales. Esto significaba que disponían de agua todo el año,
pero únicamente en los periodos de reflujo o de descenso de las
aguas marinas, que son unas doce horas al día dividido en dos periodos. Los
molinos de río podían moler las 24 horas del día, pero sufrían, a diferencia de
los de marea, la escasez de agua en los periodos de sequía. Sin embargo los
ingenios mecánicos son los mismos, diseñados a los volúmenes de agua disponibles.
Portada de la publicación Molinos de mar en Cantabria.
La foto corresponde al molino de Santa Olaja, en Soano
|
En Cantabria por su especial orografía costera albergó un
número muy importante de molinos de marea, sobre todo en la zona oriental donde
las marismas eran más numerosas y más grandes.
MOLINOS DE MAREA EN
EL LITORAL CANTÁBRICO (1)
Bahía de Santoña (1786)
- 1850: se
contabilizan 14 cierres de molino:
1
en Argoños, 3 en el barrio de Ancillo, 2 en Adal, 3 en Escalante, 2 en
Limpias, 3 en Colindres,… aunque no necesariamente coetáneos.
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20
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Bahía de Santander (1780 –
1781)
- 1730: al menos
16 molinos (Mercapide, Pérez Bustamante)
- 1753: 15
molinos, según el Catastro de Ensenada
(Mazo Solano).
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17
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Ría de Ajo
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2
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Marismas de Soano y
Helgueras
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6
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San Vicente de la Barquera
(Belmonte)
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4
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(1) Ceballos Cuerno, Carmen. 2007. Las ferrerías y molinos del Asón: un patrimonio abandonado. Actas de las VII Jornadas de Acanto sobre Patrimonio Cultural y Natural de Cantabria.
Por último, a todos aquellos
que tengan interés en profundizar en estos ingenios, les invitamos a que
revisen los trabajos y las publicaciones de Mª Ángeles Gómez Carballo y Luis
Azurmendi, precursores del estudio de estos ingenios tanto en Cantabria,
como en el litoral atlántico.
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