El año de 1888 será recordado en Cantabria y en
Asturias como el año de la nevadona,
posiblemente la más grande habida durante ese siglo y el siguiente.
La nevada se inició el día 14 de febrero,
estuvo nevando prácticamente de forma continua hasta el día 20 cuando se inició
una mejoría transitoria, aunque con fuertes heladas hasta el día 23. Ya el día
24 dio comienzo un nuevo período de nevadas, aún más intensas que en los días
anteriores y que no cesaron hasta principios del mes de marzo, siendo seguidas
de fuertes heladas. Hacia los días 8/9 de marzo hubo un cambio en el viento
hacia el oeste-suroeste que generó un período corto pero intenso de deshielo y
crecida de los ríos agravando esto el panorama ya de por sí dramático que
presentaban los pueblos de Cantabria y Asturias.
Cuando parecía que todo había pasado, al inicio
de la segunda quincena del mes dio comienzo una nueva nevada, muy intensa sobre
todo en el interior y en las zonas de alta montaña, que no cesó hasta pasado el
día 22.
Los periódicos santanderinos de la época - El Atlántico y El Aviso- dieron noticias sobre el temporal, recogiendo
algunos espesores de nieve del valle del Nansa y alrededores.
Aunque no disponemos de los espesores en
Herrerías, es fácil pensar que, en función de la altitud de sus pueblos, los
espesores alcanzasen los 60/70 cm. de nieve. Estos espesores causaron muchos
daños a sus moradores ya que hubo algunos inmuebles arrumbados –sobre todo en
los invernales de las alturas-, perdidas de ganado y, lo que es peor,
interrupción del ciclo agrícola, de ese año.
Inmediatamente y a través de las juntas locales
se contabilizaron los daños causados pueblo a pueblo, a fin de remitirles a las
autoridades provinciales, en solicitudes de ayuda. También se organizó una colecta a nivel
provincial, para socorrer a los damnificados.
Daños cuantificados al margen |
Circular del Gobernador Civil solicitando cuantificación de los daños. |
Los mayores daños en Herrerías los tuvieron los
vecinos de Bielva, Rábago y Camijanes, valorados en 8.000, 3.380 y 2.770
pesetas de la época. Para valorar estas cantidades hay que conocer que una
cabra y una oveja se valoraban en 5 pesetas, mientras que una yegua y una vaca
lo eran en 100.
La valoración de los daños causados en el resto
de los pueblos fue:
Casamaría: 2.340 pesetas
Cades: 1.549 pesetas
Cabanzón: 1.500 pesetas
Todas las valoraciones incluían una coletilla que
decía que, ante la ausencia de hierba para el ganado, han tenido que alimentarle
con el maíz que guardaban para su propia alimentación y que las labores se
quedaran por hacer por falta de alimentos, que deben valorarse..
Hoja 1ª de relación de daños en Bielva |
Hoja 2ª de la relación de daños en Bielva |
Continuará
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