domingo, 28 de junio de 2020

ARCILLA: UN BOHEMIO ILUSTRADO


En estos días atrás he finalizado la lectura del libro: Arcilla, un hombre adelantado a su tiempo, de mi amigo José Manuel Rebolledo Cosio -JM-. A ambos les unía haber nacido en el valle de Polaciones.

Arcilla era el mote con que se conocía en Cantabria a Ignacio María de San Pedro, nacido a finales del siglo XIX, en San Mamés de Polaciones, por sus prácticas geófagas, es decir, alguien que incorpora en su alimentación tierra, en este caso arcilla.

JM se ha atrevido a investigar la vida y la obra de este trotamundos, un hombre apartado de las normas y de las convenciones sociales de la época que le tocó vivir. Es lo que el autor clasifica en el título como: un adelantado a su tiempo. Ya se sabe que los inadaptados sociales son los que se adelantan o se atrasan mucho.

Portada del libro de José Manuel Rebolledo

Arcilla nació en 1897, a los 13 años ingresó en la Universidad Pontificia de Comillas, a los 21 años participa en la guerra de Marruecos donde es ascendido por sus méritos, pasa tres años en Cuba y a su vuelta ya en 1928, es elegido alcalde de Polaciones. La guerra civil la pasa en Madrid donde empieza a ser conocido, frecuentando los ambientes de las tertulias literarias de los cafés, de esa localidad y de Santander, donde se desplaza con frecuencia. 

Debido a las alteraciones de orden público que producen los numerosos  seguidores de sus teorías, es internado definitivamente en 1952 en el hospital psiquiátrico de Ciempozuelos en Madrid, hasta que fallece en 1977 en el propio hospital, donde está enterrado.  Esta es a grosso modo su vida, pero su historia está llena de emociones.

El aspecto físico de Arcilla era la de un hombre barbado y con el pelo largo.Era ecologista, pacifista, geófago, naturista, antitaurino y con una facilidad pasmosa para versificar conversaciones.  Esto le permitió escribir con regularidad en el diario Pueblo durante 1946 y ganarse vida con publicaciones en verso que él llamaba aleluyas. También versificaba las bondades de restaurantes y cafés madrileños que, con lo que le pagaban, hacia frente a los pagos en las pensiones donde se alojaba.  

Desarrolló teorías extravagantes, como la de intentar cambiar el nombre de América por el de Cristobalia, ya que consideraba a Américo Vespucio un impostor y sin merito alguno para dar nombre a un continente. De hecho, en Madrid a Ignacio se le conocía como Cristobalia.

Viajó por toda España desarrollando su filosofía de vida y sus teorías, que le causaron muchos problemas. Fue detenido en aplicación de la ley de vagos y maleantes más de 20 veces, internado en media docena de psiquiátricos, lo que no le impidió codearse con intelectuales de la época. La investigación de JM ha permitido conocer que Arcilla o Cristobalia, es referenciado en nada menos que noventa y cuatro artículos periodísticos de diversas provincias españolas y en veintinueve libros de temáticas diferentes. Todo un personaje.

Articulo sobre Arcilla en el ABC de Madrid. Año 1954. Recorte extraído del libro.

En el psiquiátrico de Ciempozuelos, como no tenía nada -le ingresaron para quitarlo de la circulación pública- gozó de libertad de movimientos y salidas del mismo. En muchas de ellas visitaba la familia en Polaciones, que es cuando JM le conoce.  Se puede decir que Arcilla utilizaba el sanatorio como si fuese una residencia de ancianos.

Para finalizar este bosquejo biográfico, no nos que más que felicitar a José Manuel por haber sabido aprovechar su tiempo disponible, en calidad de jubilado, y ofrecernos las vicisitudes, en casi cuatrocientas páginas, de este bohemio ilustrado.